Jesús Ballesteros
Madrid
Miércoles, 18 de diciembre 2019, 22:34
El Barcelona salió vivo del clásico y eso le da para seguir en lo más alto de la tabla clasificatoria. No hubo goles en un choque en el que el Madrid fue mejor y donde el juego del líder brilló su ausencia. Y ... es que el Barcelona sigue atascado. Lo estaba el curso pasado, también hace meses cuando arrancó la campaña y lo está aún hoy después del clásico.
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Dejemos a un lado el resultado, el salvavidas de los mediocres, de los que son incapaces de ver más allá. Dejemos a un lado el partido del rival y centrémonos en lo que transmite el conjunto azulgrana. Y lo cierto es que el Barcelona que juega sobre el verde es irreconocible. Se agarra a Messi, siempre a Messi, sólo Messi. Tiene jugadores para crear, de enorme calidad, para buscar mil opciones, pero el Barcelona es lo que refleja su entrenador.
Lo hizo la Real y también el Real, como antes otros este año. Presión alta a la salida del juego culé y el Barcelona se atasca. No saca el cuero con la facilidad de antes, Rakitic o De Jong no conectan y es Messi el que debe buscar el cuero bajando casi a la medular. No siempre se puede vivir de las galopadas del argentino.
El Madrid fue mejor, superior al conjunto local quien parece haber agotado el libreto de Valverde. En junio habrá tiempo de analizar si el mismo ha dado para ganar o no títulos (Messi mediante), pero lo cierto es que por mucho que el Barça sea capaz de levantar alguno, el fútbol expuesto en los últimos meses comienza a exigir un cambio de rumbo.
Todo es predecible en el equipo. Todo fiado a Messi y cuando se bloquea el choque, el primer cambio siempre es Vidal, no hay más (por mucho que se activara el equipo con su entrada). Dirán algunos que es el máximo goleador tras la triplete de atacantes, pero Valverde no se plantea otras opciones. Así, todo es más predecible por los rivales.
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Ver al Barcelona achicando balones, dando patadas a seguir para evitar la presión hace daño al barcelonismo. Una afición que siempre quiso ganar, pero siempre lo quiso hacer jugando bien. En Can Barça siempre se ha sido muy escrupuloso con el fútbol. Ahora, todo depende de Messi y no siempre el 10 es suficiente.
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