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IÑIGO MIÑÓN
Vitoria
Domingo, 5 de julio 2020, 19:17
Asier Garitano ya no es entrenador del Deportivo Alavés. Desde este domingo, alrededor de las seis de la tarde, como adelantó EL CORREO en su edición digital. Una hora después llegaba la confirmación oficial por parte del club, que extendía al despido a los integrantes ... del cuerpo técnico del preparador guipuzcoano. Entre ellos se encuentra Javier Cabello, descartado como sustituto.
Porque su relevo será Juan Ramón López Muñiz, tal y como se oficilizó por la noche. El técnico asturiano buscará el difícil reto de impulsar a la plantilla albiazul en los cuatro partidos que quedan de temporada. El asturiano, de 51 años, firma hasta fin de campaña. Estaba sin entrenar desde abril de 2019, cuando fue cesado por el Málaga, en Segunda. Antes, había dirigido al Levante -con el que ascendió a la Liga-, Alcorcón o Racing de Santander. También fue asistente de Juande Ramos en el Dnipro ucraniano. Como futbolista compitió en el Sporting, Rayo y Numancia.
El posible cambio de rumbo ya lo había avisado Josean Querejeta. El máximo dirigente del club había apuntado directamente a los jugadores, a los que acusó de falta de profesionalidad, pero dejó claro que, con una imagen tan «deprimente» como la que estaba trasladando el equipo, «todo el mundo puede peligrar». Una clara alusión al entrenador, el eslabón más débil en fútbol. La derrota en Valladolid fue la gota que colmó el vaso de una situación insostenible y la entidad albiazul acordó la destitución del técnico, que tenía un año más de contrato en caso de permanencia.
Garitano nunca terminó de encajar en Mendizorroza. Ya en la jornada 6 llegó a estar en entredicho, tras un inicio dubitatitvo y una pésima imagen en los derbis de San Mamés y Anoeta. Salvó la cabeza en Mendizorroza ante el Mallorca (2-0), el mismo equipo que le amenaza ahora por la espalda. Pero el suyo ha sido un examen continuo. Con unas notas muy ajustadas. Aprobado raspado: dentro del objetivo toda la temporada –no ha estado ni una vez en posiciones de descenso–, pero con sensación de escasez. De un fútbol cicatero y timorato que, aferrado a la racha goleadora de sus dos delanteros, vivió más pendiente del rival que de las virtudes propias. En cada partido el objetivo era desactivar al adversario para, a partir de ahí, esperar algún chispazo de inspiración que pudiera decantar la balanza a favor. Una apuesta roñosa, con más miedos que ambiciones.
Así avanzó a trompicones en una trayectoria marcada por la irregularidad, la fragilidad a domicilio, la oscura mancha copera y la intermitencia de un equipo que ganó en prestancia tras el mercado de invierno. Ahí fue cuando Garitano parecía más cómodo. Entonces llegó el parón por la pandemia. En el mejor momento de la temporada del equipo albiazul, con la permanencia encarrilada y, por primera vez, una sensación de cierta solvencia en el apretado corsé táctico del entrenador guipuzcoano.
Después todo se desmoronó. Siete partidos, una victoria y seis derrotas, las cinco últimas consecutivas (12 goles en contra y solo uno a favor). La peor racha desde septiembre de 2017, cuando el equipo de Luis Zubeldía, con dos jornadas de interinidad de Javi Cabello, perdió los seis primeros encuentros del campeonato. Y, más allá de los números, esa percepción de equipo roto. frágil. Sin alma. En medio, una dura negociación de recorte salarial que parece haber dinamitado los cimientos del equipo, que ha deambulado sin rumbo por el terreno de juego.
Forjado a fuego lento en las categorías inferiores del fútbol español –Alicante, Castellón, Orihuela y Alcoyano–, Garitano se ganó el derecho a entrenar en Primera tras ascender al Leganés de la categoría de bronce a la de oro en tres años y recaló en Mendizorroza tras un salto frustrado en la Real Sociedad, donde únicamente duró 17 partidos. En Vitoria tampoco ha funcionado. Se va con 35 puntos en 34 jornadas, con un promedio de 1,03 por partido, notablemente peor que el de sus predecesores en el banquillo alavesista –Abelardo (1,44) y Pellegrino (1,45)– y demasiado justo para sellar la permanencia con tranquilidad. La que ya no existe en el club. Ni en el equipo. Ni en la afición.
El Alavés, ha agradecido a Garitano y al resto de integrantes de su cuerpo técnico, el trabajo y la dedicación prestada y les desea la mayor de las suertes en su futuro profesional. Además, ha confirmado que tan pronto como sea posible se procederá a comunicar los integrantes del nuevo equipo técnico responsable del equipo en el final de temporada.
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