P. Ríos
Lunes, 2 de mayo 2016, 21:59
Los barcelonistas más pesimistas, los espanyolistas más optimistas, los madridistas nostálgicos y los colchoneros oportunistas no pueden quitarse estos días de la cabeza el 'tamudazo' en el Camp Nou en la penúltima jornada de la Liga 2006-07, aquel 2-2 del Espanyol ante el ... Barça que puso la Liga en bandeja al Real Madrid con dos goles del delantero catalán, el segundo en el minuto 89. Estos días van a ser inevitables las referencias a aquel momento para alegría del Atlético, quizás el beneficiado en esta ocasión si ocurre algo parecido y no falla ante el Levante. Sin embargo, algunas cosas son muy distintas. La principal es que Ronaldinho, la estrella azulgrana en aquel momento, había iniciado la decadencia deportiva, mientras que Messi, la referencia en la actualidad, sigue demostrando una implicación a prueba de bombas que contagia a los demás. De hecho, Leo marcó los dos goles del Barça hace nueve años, uno con la mano, siendo casi un niño. Ahora no le importa regalarlos. Ronaldinho, sancionado, no jugó aquel día y tampoco acudió al Estadi a ver el partido en la grada. La magia que había levantado al Barça se apagaba.
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Quizás no está acabando Leo la temporada con el buen momento de forma con el que comenzó el año 2016 tras superar una lesión de rodilla que le mantuvo dos meses de baja entre octubre y noviembre de 2015. Le cuesta desbordar y armar el disparo con la velocidad habitual, aquella que era inalcanzable para los rivales. Pero en el Benito Villamarín, con el Barça muy espeso, Messi se hartó de pedir el balón para buscar el pase definitivo que encontró dos veces para que Rakitic y Luis Suárez lograran los dos goles de la victoria y mantuvieran la ventaja del goal average en la clasificación.
Precisamente, el uruguayo es otro de los factores diferentes respecto a los partidos de aquellos partidos de la 2006-07. Entonces Etoo ya vivía viendo fantasmas por todos los sitios, víctima de un ego incontrolable que le hacía competir con Ronaldinho en cualquier nimiedad. Ahora la armonía de Luis Suárez con Messi es total. El argentino lleva varias jornadas asistiendo al charrúa para intentar convertirle en Pichichi y Bota de Oro. Y de paso se ha transformado ya en el máximo asistente de la Liga. Por contra, Neymar sigue desconocido, pese a una leva mejoría ante el Betis en la primera parte. Con el tridente enchufado, el Barça no debería temer por la Liga. Con dos de los tres en forma también debería bastar tratándose de Messi y Suárez siempre que el resto del equipo trabaje coordinado en la presión como hizo contra el equipo verdiblanco.
Bravo, que llevaba tres partidos sin encajar goles, será baja por lesión muscular. De momento se pierde el derbi ante el Espanyol, pero sería un riesgo que jugara la última jornada en Granada por lo que ya se puede afirmar que a Ter Stegen le tocará jugar tres partidos decisivos ahora que se había quedado sin Liga de Campeones: dos finales de Liga y la final de Copa contra el Sevilla.
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