El Sevilla se complica la vida en Lieja

El primer paso será un equipo belga que no debería dar problemas. En el encuentro de la primera vuelta en el Pizjuán ganó por goleada el Sevilla a un Standard de Lieja que resultó ser un juguete roto en manos hispalenses. Aquel abultado marcador supuso un alivio para la situación de Pablo Machín como técnico de la casa sevillista porque en aquel momento llegaban los rojiblancos con una mala racha liguera y en situación comprometido el dueño del banquillo. El entrenador soriano tuvo que cambiar su forma de entender la plantilla y pensar. Siguió manteniendo su base táctica y el esquema con tres centrales no era discutible, pero sí lo fueron los dos delanteros y el centro del campo. Tras la derrota frente al Getafe, la goleada propiciada a los belgas fue un punto de inflexión. Desde ahí las victorias sevillanas se cuentan por más de una decena y el ambiente está mal calmado en la planta noble del club.

Sobre todo están tranquilos en Nervión porque el liderato vuelve a dar prestigio a un Sevilla que tras la marcha de 'Monchi' vivió momentos indeseables y poco fructíferos la pasada campaña en la Champions. Ahora le falta dar un paso más y volver a la buena senda en Europa, ya que en el viejo continente el club nervionense no ha estado acertado. Demasiados altibajos, con la derrota ya indicada ante los rusos del Krasnodar y una victoria pírrica, en el último minuto y de penalti cosechada en la última jornada frente al colista del grupo J y de la liga turca, el Akhisar. Aquello fue un aviso para navegantes. En el actual fútbol globalizado ningún equipo es débil y la sorpresa está a la vuelta de la esquina por lo que las confianzas no son adecuadas. Ser pentacampeón no sirve de nada cada nueva temporada y solo con el peso del escudo, a día de hoy, los rivales no se asustan. Es necesario aportar valor y demostrar que se quiere llegar lejos.

Lieja es el primer paso para mandar un aviso. A partir de la fase de grupos llega lo importante, donde entran los caídos desde la Liga de Campeones y se ve quién realmente está preparado para heredar el cetro conseguido por el Atlético de Madrid la campaña pasada.

Mala situación la que vive el Sevilla tras su derrota por la mínima frente al Standard en un duelo en el que los andaluces fueron inferiores y donde nunca parecieron tener ganas de finiquitar la clasificación para dieciseisavos de final de la Liga Europa. Tras perder, los nervionenses deberán vencer en casa ante el Krasnodar ruso en el último partido del grupo J para pasar de ronda, en un duelo a vida o muerte. La expulsión de Sarabia por doble amarilla en sólo cinco minutos y la inoperancia de la delantera sevillista supusieron un lastre difícil de superar.

Salió el Sevilla con las ideas claras en tierras centroeuropeas. Lo hizo con algunos cambios con respecto al once tradicional liguero. Machín decidió dar descanso a su estrella, André Silva, con algunos problemas físicos tras el choque frente al Valladolid que llevó a los de Nervión hacia el liderato. Volvió a contar con Banega como eje central de su esquema, eso sí. El argentino lo está jugando todo, sin descanso y en este tramo final hasta que llegue el ecuador de la temporada parece que lo seguirá exprimiendo al máximo. Porque el técnico soriano sabía que un empate en casa del Standard era un billete hacia la siguiente ronda y daba un poco menos de intensidad al duelo de la última jornada frente al Krasnodar, que venció previamente al colista del grupo J.

Los belgas respondieron con fiereza a ras de césped. Ante la permisividad arbitral, los locales decidieron atacar la escasa intensidad de una de las novedades en el once, Roque Mesa. De la falta de presión en el centro del campo llegaron las mejores ocasiones en Lieja. Primero los hombres del Standard por medio de Carcela y Mpoku daban quebraderos de cabeza a la defensa sevillista. Sólo un disparo de Vázquez al larguero logró destensar un poco la situación de los visitantes. Entre el juego trabado y la escasa intensidad demostrada por el líder de la Liga española, la primera parte finalizó con un lanzamiento desviado y casi sin fuerza de Banega desde la frontal del área tras botar una falta, en teoría, peligrosa. Una metáfora perfecta para lo que estaba siendo el choque en los primeros 45 minutos por parte hispalense.

Para la segunda mitad, la entrada de Sarabia fue un punto de inflexión. Dio ese aire fresco que necesitaba el equipo y sobre todo consiguió quitar un lastre de encima como estaba siendo su sustituido, Aleix Vidal. El catalán sigue sin estar en el estado de forma óptimo que se esperaba. Aún no ha demostrado ser el mismo carrilero que triunfó en su primera etapa en la nave sevillista y con un rendimiento bastante pobre hasta la fecha. Pese a la incorporación al juego del madrileño, el que se adelantó fue el Standard. Marcó Djenepo tras pase de Carcela, que estaba en una posición justa para el fuero de juego. Pese a ello, el tanto subió al marcador y dejaba la clasificación del Sevilla en el aire con la posibilidad de un triple empate a puntos en la última jornada. La peor noticia llegó con la expulsión de Sarabia tras recibir en apenas cinco minutos dos tarjetas amarillas. Malas decisiones del futbolista más en forma de esta campaña en clave sevillana. El adiós al partido del madrileño fue un jarro de agua fría que los andaluces no supieron revertir.

Derrota final de un Sevilla desamparado en Lieja y que se ve obligado a ganar al Krasnodar en la última jornada si quiere seguir su camino hacia la 'sexta' en esta Europa League. El rey se tambalea.