Los Williams endulzan el retorno europeo en San Mamés

Dulce regreso de la competición europea a La Catedral. Un chispazo de los Williams, con gol de Iñaki y asistencia de Nico, encarriló el duelo ante el AZ Alkmaar, que sentenció el postrero tanto de Sancet. Noche redonda con la que La Catedral disfrutó del fútbol del Viejo Continente más de seis años y medio después. Ese es el lapso de tiempo que había transcurrido desde aquel duelo de octavos de final de la Europa League ante el Olympique de Marsella, una larga espera que se dejó notar en el ambiente. San Mamés se vistió de gala, como el Athletic a través del once que todo aficionado rojiblanco recita de carrerilla sin los lesionados Yeray y Beñat Prados.

Con la vuelta al equipo titular de Sancet, el hombre que enlaza la medular con el ataque de los leones, el inicio del equipo de Ernesto Valverde fue eléctrico, con un disparo al larguero de Yuri. Empujó el conjunto vasco, aunque también arriesgó en la salida de balón. Respondió el AZ con otra atrevida propuesta, dispuesto a discutirle el control del balón al Athletic, y el duelo se adentró en un interesante toma y daca con los remates lejanos de Van Bommel, hijo del exjugador del Barça, y de nuevo de Yuri, un puñal.

El paso de los minutos hizo al Athletic dueño del ritmo de partido, pero sus ganas de agradar en el retorno europeo de San Mamés provocaron un exceso de precipitación a la hora de resolver las jugadas. Lo más peligroso, el golpeo desde la distancia de Galarreta, escaso botín para el arsenal ofensivo del que dispone el conjunto vasco. Enfrente, una buena opción para Buurmeester, blando en la ejecución desde el corazón del área rojiblanca.

Necesitaba una marcha más en los metros finales el Athletic y trató de mostrarla tras el descanso, con el vértigo de Nico Williams a los mandos. Mientras, el AZ se guardaba sus cartas, con una intentona de Van Bommel como aviso. 

Se estaba enfriando el duelo con menos de media hora de juego por delante cuando Guruzeta encendió la caldera de San Mamés a la media vuelta. Felino Owusu-Oduro, que solo pudo aplazar el festejo en La Catedral, pues el deseado gol de los leones llegó poco después al más puro estilo Williams. Nico desbordó por la izquierda y la puso al corazón del área, donde su hermano Iñaki mostró esas dotes de rematador que tantas veces se le echaron en falta para rubricar el tanto.

Así, con un fogonazo, se desmoronó la loable resistencia del AZ Alkmaar, que entregó definitivamente las llaves del duelo con otra aparición fulgurante de Nico Williams por el perfil zurdo. Esta vez el internacional español probó fortuna con el remate y el balón rechazado por Owusu-Oduro acabó en las botas de Sancet, siempre bien relacionado con el gol. Ya nadie podía detener la fiesta en San Mamés, que se reencontró con la Europa League varios meses antes de albergar esa final con la que sueña el Athletic.

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