Rodrygo, del rapapolvo al amor por Ancelotti antes del Barça

Desde que metiera en San Mamés en la primera jornada de Liga, Rodrygo no había vuelto a celebrar un gol. Desde la noche de mediados de agosto hasta casi finiquitado el mes de octubre, y a puertas del clásico ante el Barcelona, el '11' blanco no había vuelto a marcar. Rodrygo ha demostrado ser capaz de activarse como una estrella en los momentos más sensibles del equipo, sobre todo cuando huele a primavera, y sabe lo que le debe a su entrenador, que ya a principios de año volvió a ejercer de figura paternalista con una bronca al jugador durante un duelo de Copa del Rey, para posteriormente enseñarle el camino de la paciencia.

Ni siquiera se inmutó el técnico italiano cuando el delantero lideró la protesta de los roles en el equipo, y se quejó abiertamente en una concentración con Brasil de que no le gustaba jugar de delantero centro, posición otorgada tras la salida de Benzema al fútbol saudí. El de Santos era una de las grandes apuestas para recoger el poderío rematador que se llevó consigo el francés -42 tantos el curso pasado-.

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La falta de acierto aún hace que no haya dado el paso adelante que de él se espera. La responsabilidad del gol quizás le agobie en exceso, algo que no desvía la tarea que tiene Ancelotti con el paulista, que en la Champions frente al equipo del extremo norte de Portugal anotó un gol terapéutico a pocos días de jugar ante el Barça en un momento clave. Justo cuando más se estaba dudando de si merece ser titular por delante de Joselu, quien acumula ya cinco tantos. Aunque Bellingham y Vinicius están en plena forma, el equipo requiere del acierto de su '9' para los próximos compromisos.

El clásico le espera y sus goles, que se disfrazan más de necesidad que de casualidad, como bien saben por el Viejo Continente y en el Camp Nou, con aquella vuelta de la semifinal de Copa del Rey del mes de abril en el recuerdo de los madridistas, amenazan a los de Xavi Hernández el próximo sábado en un clásico marcado por las jóvenes estrellas de los dos equipos. No extraña nada que después de librarse de la ofuscación en materia anotadora y encarrilar los octavos de final de la competición fetiche para su equipo, el futbolista diera las gracias a Carlo Ancelotti ante los micrófonos de la televisión. «'Míster, muchas gracias'. Ha confiado en mí y me ha tranquilizado. Yo estaba triste por no marcar pero él siempre me ha motivado, y estoy muy agradecido por eso. El míster sabe que le quiero mucho». Su tanto en Portugal se espera como una revelación en la temporada del brasileño para el Madrid, un equipo que no suele esperar a nadie.