El Real Madrid ha recuperado la autoestima y se atreve a soñar con reinar de nuevo en Europa. Los blancos completaron ante el París Saint-Germain una exhibición que no veían en Chamartín desde aquella goleada a la Roma más de un año atrás ... a la vera de Julen Lopetegui que quedó en agua de borrajas, abocados en los meses posteriores a un extenso valle de lágrimas sin el totémico Cristiano Ronaldo que parecen en condiciones de dejar definitivamente atrás. Resucitados por Zinedine Zidane, Mesías de las tres 'orejonas' sin freno, olvidan paulatinamente la depresión que se llevó también por delante a Santiago Solari y lucen un vigoroso rostro que ha devuelto la fe a su hinchada, rendida al recital de un equipo que presentó sus credenciales frente al ambicioso conjunto parisino, rescatado por el añorado Keylor Navas en una noche en la que sacó media docena de ocasiones soberbias frente a una escuadra a la que ni el empate final negó el merecido reconocimiento de su parroquia.
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Reina el optimismo en Concha Espina tras un mes en el que ha aflorado un Madrid diametralmente opuesto al que cayó con deshonor en el Parque de los Príncipes. Aquel era un bloque en fase de reconstrucción con Hazard falto de rodaje, Courtois presa de las dudas y Valverde en el furgón de cola del plantel. Hoy el '7' se asemeja cada vez más al que deslumbró a Europa con la elástica del Chelsea, el cancerbero ha recuperado la solidez de la que hiciera gala defendiendo los colores del Atlético y el uruguayo se ha erigido en clave de bóveda de un equipo que se descose sin su concurso. Cinco triunfos y dos empates en los duelos más recientes, con un fútbol coral en el que cada pieza contribuye el engranaje, dan cuenta de la resurrección del coloso que tiranizó el continente, aunque sometido aún a una serie de condicionantes.
El trece veces rey de Europa no puede presumir de su deambular en la fase de grupos. Sólo la debilidad de Brujas y Galatasaray ha impedido un sobresalto mayúsculo. A los blancos les ha bastado imponerse en el doble enfrentamiento con los turcos y firmar sendas tablas ante los belgas y el PSG para sellar el boleto a octavos. Apenas han ganado uno de sus últimos cinco choques continentales en el Bernabéu y de no ser por el traspié de los 'blauw-zwart' en el Ali Sami Yen las crónicas habrían incidido más en los dos despistes que permitieron empatar al PSG que en el rodillo futbolístico sin el premio justo para el equipo de Zidane. Pero están al alza.
Cabe atribuirle el mérito al marsellés de haber reformulado la pócima que asentó una hegemonía digna del Madrid de Di Stéfano. Su alquimia bebe del pasado sin desdeñar el futuro, trocado ya en presente como atestigua el estatus de Valverde, indispensable y despedido el martes por el Bernabéu con un calor reservado a futbolistas de elevada alcurnia. Más de 75.000 almas rendidas al despliegue del 'Pajarito', que forma una sociedad ilimitada con Casemiro. Han coincidido en doce partidos, de los que el Real Madrid ha ganado ocho, empatado tres y perdido uno, el enfrentamiento ante el Mallorca en el que el charrúa entró en el tramo final, con los bermellones ya por delante. 724 minutos en comandita en los que su equipo ha encajado tres goles y ha marcado 24.
Casi inédito con Lopetegui, Solari le dio algo de carrete a Valverde pero ha sido Zidane el que le ha consolidado. A falta de Pogba, el marsellés ha hecho de la necesidad virtud, elevando a un jugador de espléndido porvenir. Pero mientras el rosarino se entregó con gusto a la apuesta por el talento emergente de la directiva, a Zizou no le ha temblado el pulso a la hora de orillar a Vinicius, menos hecho que Rodrygo. Y ha restablecido los galones de la 'guardia de corps' que le elevó a los altares.
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Óscar Bellot
Rescató a Marcelo y Kroos, grandes señalados por el descalabro del curso pasado. El brasileño tiene menos físico y sentido táctico que Mendy pero su aportación en ataque es imprescindible para una escuadra a la que sigue faltándole contundencia en el área rival. Y el teutón luce de nuevo esa fiabilidad rayana en la perfección que fue capital para la gloria de Milán, Cardiff y Kiev. Frente a los parisinos firmó 103 pases, con un 98% de efectividad, y sólo un descomunal Keylor Navas evitó que incrementase los tres goles que contabiliza esta campaña.
Aunque Varane, otro de los intocables de Zidane, no atraviesa un buen momento, el galo sigue apostando por su compatriota, seguro de recuperar su mejor versión como va alcanzándola Modric. Y se ha propuesto rehabilitar también a Isco, al que sacó del ostracismo en una cita de máximo nivel para que volviese a sentirse importante.
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Liberado de la presión de la Champions hasta el cruce de octavos, el Real Madrid tiene cuatro semanas antes del parón navideño para confirmar que puede aspirar a lo máximo, con el clásico del 18 de diciembre como gran prueba de fuego. Una cita a la que llegará Hazard. El belga, que sembró la zozobra al retirarse lesionado ante el PSG, sólo sufre una contusión que le tendrá alrededor de diez días de baja, lo que le permitirá estar en el Camp Nou.
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