El Real Madrid ata el playoff y apela al milagro

El Real Madrid superó de forma definitiva el riesgo de sufrir una hecatombe muy prematura en la Champions derrotando con enorme suficiencia este miércoles al Salzburgo en una noche de baño y masaje en el Santiago Bernabéu que mejora sustancialmente el panorama para el quince veces rey de Europa en su competición fetiche.

Un doblete de Rodrygo en la primera parte sirvió para aplacar las cohibidas amenazas iniciales del manso cuadro austríaco, que apenas se atrevió a asomar la cabeza en los primeros minutos, se vino abajo a la mínima de cambio y terminó siendo goleado.

Los blancos, infinitamente superiores a una escuadra bisoña y escasa de ritmo, aumentaron la renta al inicio de la segunda parte por mediación de Mbappé, que aprovechó para marcar un regalo de Blaswich similar al que le hizo Donnarumma a su compatriota Benzema en el partido ante el PSG que puso la primera piedra en la Champions más loca de la historia, y terminaron destrozando a un adversario apocado.

Vinicius, primero con un remate esquinado al palo largo tras asistencia de Modric y después con otro disparo en el que engañó con la cintura al infortunado cancerbero germano del Salzburgo al término de una acción coral que nació y desembocó en Valverde, elevó la cuenta de los locales, que empezaron conduciéndose a trote lento pero acabaron desbocados para abrochar un contundente triunfo que permitió al bloque que dirige Carlo Ancelotti atar el pase al menos para el playoff y mantiene vivas sus esperanzas de clasificarse directamente a octavos. Aunque remotas, una vez esquivado el precipicio le toca apelar al milagro.

Pese a que la victoria sellaba su supervivencia en la competición, no le bastaba al Real Madrid con ganar. Debía además golear para escalar lo máximo posible en la tabla y seguir exprimiendo sus posibilidades de esquivar una repesca endiablada. Con ese objetivo dispuso Ancelotti un once de marcado tono ofensivo, con Valverde en el lateral derecho, sin mediocentro de contención y cuatro cañoneros en primera línea de fuego.

Desprovisto del necesario ritmo competitivo, toda vez que llevaba más de un mes sin disputar un partido oficial a causa del parón invernal en la Bundesliga austríaca y apenas pudo ponerse a prueba con un amistoso en el que sucumbió de forma estrepitosa frente al Bayern y otro en el que cayó de forma más decorosa ante el Midtjylland, el conjunto de Thomas Letsch se perfilaba como un sparring adecuado para que el Real Madrid hiciese sangre y tardó poco en irse a la lona.

Cierto es que Gloukh probó pronto con un disparo cruzado que se marchó cerca del palo, pero la abrumadora superioridad y demoledora pegada del Real Madrid se manifestaron enseguida. Descerrajó Rodrygo aprovechando el balón que dejó muerto Bellingham al tratar de controlar un centro de Vinicius que buscaba en realidad a su compatriota y volvió a fusilar poco después el paulista aprovechando un taconazo magistral del '5' que hubiese firmado incluso un sibarita como Guti.

Zidanesco en el fondo y en las formas, el todocampista británico contribuyó a desorientar con su ubicuidad a un Salzburgo más tierno que un bizcocho que quedó a merced de su adversario, pese a firmar el gol del honor en la recta final por mediación de Bidstrup, y sale desahuciado.

Todo lo contrario que el Real Madrid, que tras tomar oxígeno en Bérgamo, puede respirar ya con más sosiego al instalarse en la decimosexta posición de la liguilla con 12 puntos y todo abierto para la última jornada. Deberá remar mucho en el estadio del Brest, donde no estará Vinicius por acumulación de amarillas, pero nada es imposible para el rey de los milagros, pese a que depende de una carambola.

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