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A la Real Sociedad le valdrá con un empate en el Giuseppe Meazza contra el Inter el 12 de diciembre para confirmarse como líder de grupo y garantizarse seis días después un sorteo de octavos a priori bastante más favorable. Se quedó sin marcar el ... equipo donostiarra por primera vez en esta Champions ante un digno Salzburgo que se defendió muy bien en Anoeta, pero con la igualada del Inter ante el Benfica en Lisboa (3-3), a la Real le bastará con sumar un punto para ser primera en su brillante reaparición entre los 16 mejores de Europa 20 años después.
Preocupada solo de sí misma y de su rendimiento ante el Salzburgo sin tener en cuenta el resultado en la capital portuguesa de su rival por el codiciado primer puesto, la ambiciosa Real cambió de nombres para recibir al conjunto austríaco, pero no de mentalidad. Fiel a su estilo, el equipo de Imanol, ya clasificado para octavos antes de jugar, dominó siempre a un Salzburgo que se jugaba bastante más en terreno guipuzcoano y que, además de generar peligro a la contra en la primera parte, desactivó un centro del campo en el que faltaba Mikel Merino, al igual que Le Normand en defensa y Kubo y Barrenetxea en ataque. Sin embargo, el japonés y el donostiarra saldrían en el segundo tiempo para dar otro aire muy distinto a la Real y el nipón estuvo muy cerca de marcar con un genial libre directo en el minuto 91 que salvó con una gran mano Schlager.
Lo que le faltó a la Real Sociedad fue, hasta la salida de Kubo, más fluidez ofensiva, y también puntería. Ante la dificultad para encontrar espacios ante un pegajoso Salzburgo, sus mejores ocasiones llegaron, excepto la mencionada falta de Kubo y un remate de Zakharyan pasada la hora de partido, desde fuera del área, con sendos trallazos en cada tiempo de Turrientes y Brais Méndez. El conjunto austríaco, sin embargo, tuvo un disparo al palo al cuarto de hora, cuando el veloz y habilidoso Nene dispuso, tras una contra fulgurante, de un mano a mano con Remiro que acabó con el balón estrellándose en el exterior del poste. Ahí se salvó tener que ir a remolque la Real, que se llevó también un buen susto cuando Zubimendi se torció el tobillo en el minuto 68, aunque afortunadamente pudo continuar como pieza clave de este equipo que no pudo realizar un mejor juego en su penúltimo encuentro en la fase de grupos porque se lo impidieron el despliegue y la solidez táctica del Salzburgo.
Real Sociedad
Remiro, Odriozola (Traoré, min. 74), Aritz (Pacheco, min. 46), Zubeldia, Aihen, Brais Méndez (Barrenetxea, min. 65), Zubimendi, Turrientes, Oyarzabal (Sadiq, min. 80), Cho (Kubo, min. 74) y Zakharyan.
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Salzburgo
Schlager, Dedic, Piatkowski, Pavlovic (Morgalla, min. 46), Ulmer (Baidoo, min. 84), Sucic, Bidstrup, Gloukh (Forson, min. 78), Capaldo, Nene (Konaté, min. 62) y Ratkov (Simic, min. 62).
Árbitro: Mykola Balakin (Ucrania). Tarjetas amarillas a Aritz y Dedic.
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la Liga de Campeones, disputado en Anoeta.
Con rotaciones en todas las líneas, excepto en la portería, la Real no pudo exhibirse ni divertirse como en anteriores duelos europeos y le faltó paciencia para superar la presión del Salzburgo y generar oportunidades claras de gol. No lo encontraron sus jugadores más resolutivos, como Oyarzabal y Kubo, aunque el nipón estuvo estelar en la recta final, como tampoco su máximo artillero en esta Champions, Brais Méndez, sustituido cuando el Salzburgo ya había dado un pequeño paso al frente con cambios en teoría más ofensivos, aunque sin descuidar su zaga.
El equipo que sin embargo sí que apretó de verdad después de saber que el Inter, tras ir perdiendo por 3-0 ante el Benfica, había conseguido igualar el duelo de Lisboa, fue la Real, liderada ya en ataque por el clarividente y desequilibrante Kubo y con Sadiq también en el campo para intentar aprovechar al nigeriano en el juego aéreo. Sin embargo, el Salzburgo nunca perdió la compostura atrás, pese a verse acorralado en su área por una Real que no dejó de insistir y al final mereció el triunfo con la mejoría de fútbol que experimentó tras el descanso y, sobre todo, con muchos de sus titulares habituales sobre el terreno de juego.
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