miguel olmeda
Martes, 22 de noviembre 2016, 22:37
Hubo un día, no hace más de tres años, en el que Marco Reus fue el mayor talento del fútbol alemán. Había liderado al club de su vida, el Borussia Dortmund, a la Final de la Champions en 2013, en la que sólo Robben se ... interpuso en su camino. El Mundial de Brasil estaba llamado a ser su gran momento, pero entonces se rompió.
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Fueron los ligamentos de su tobillo izquierdo los que le impidieron levantar la Copa del Mundo en Maracaná y frenaron en seco su carrera. Le costó varios meses recuperarse de aquella lesión, a la que siguieron un sinfín más: rodillas, tobillos, musculares... De todo. La última, una pubalgia que le impidió estar en la pasada Eurocopa.
Los plazos de recuperación de Reus se fueron alargando, perdiéndose la pretemporada del Dortmund, la Supercopa alemana, el inicio de Bundesliga, la Champions... Al final, seis meses desde su último partido como 'borusser', la final de Copa el pasado 21 de mayo.
Para su reaparición, Tomas Tuchel le había reservado un puesto en el once ante el Legia. Reus no decepcionó a nadie: a la media hora de partido, ya con 4-2 a favor del Dortmund, marcó un gol que desató la locura de la hinchada teutona. Tuvo tiempo y talento para redondear su 'hat-trick' en la segunda parte. Una fiesta completa, pues su equipo terminó ganando 8-4
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