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El talento del fútbol leonés ha ido hacia atrás. Pero no en sentido peyorativo, no con un significado en torno a la calidad de los jugadores que van saliendo de los clubes de la provincia, sino en un sentido espacial.
León exporta porteros de talento. Más allá de otros nombres que han podido destacar en las últimas campañas, como, el más reciente, Iván Morante, en los últimos años los grandes clubes de España han llegado a la provincia a 'pescar' guardametas.
Y, no en vano, tres de las grandes 'fábricas' futbolísticas del país – Real Madrid, Barcelona y Celta – tienen talento leonés al cargo de sus porterías. La llegada el pasado verano de Fran González a Valdebebas, junto con el paso adelante de Eder Aller en La Masía y el crecimiento año a año de un ya asentado Ruly García en A Madroa dan lustre a la formación de porteros en la provincia.
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Algunos de los primeros entrenadores que estos tres porteros de gran proyección tuvieron en sus etapas iniciales en la provincia leonesa explican para leonoticias cómo han crecido… y hasta dónde pueden llegar.
Raúl Morán, quien fuese entrenador de diversos clubes en categorías de base, entre ellos la Cultural o el CDF Peña, tuvo a su cargo a una de las mejores generaciones que pasaron por este club. En los campos de La Palomera, dirigió al Infantil A, que jugaba en Regional, con cinco titulares de primer año: entre ellos, Ruly García (2000).
«Era una generación buenísima y, pese a la dificultad de pasar de fútbol 7 a fútbol 11, teníamos varios titulares de primer año: Ruly, Javi Álvarez (ahora en el Júpiter), Willy (en el Guijuelo) o Ceinos (en el Numancia).
En ese momento, Ruly García ya destacaba, según Morán, especialmente por el físico:«Era muy grande y fuerte, destacaba sobre otros chicos de su edad. Pero se le notaba un punto por encima de los demás».
Su entrenador aquella temporada recuerda que era un portero que aportaba «mucha seguridad bajo palos y era un portento parando, tocaba muchos balones». «Era increíble su capacidad par atapar portería, pero es cierto que su envergadura le hacía ser lento y trabajamos mucho con él en las salidas», explica.
En lo que más ha progresado, explica Morán, es en el aspecto físico, algo que reconoce que «en aquella época se le hacía pesado y le costaba mucho». «No le gustaba el trabajo físico y tuvimos que incidir mucho en ello. Pero ahora nos ve, nos lo recuerda y nos lo agradece. Le apretamos para que fuera consciente de que no sólo valía con el talento que tenía, también había que trabajar este campo», afirma el que fuese entrenador de Ruly García en su primer año de infantil.
Raúl Morán ve similitudes de Ruly García con Courtois por «su envergadura, la agilidad y la capacidad para tapar portería» y esos días de inspiración que le hacían inexpugnable: «Recuerdo un partido en Burgos, aquella temporada, en la que era imposible meterle un gol. La gente del Burgos nos decía que era imposible que Raúl fuese portero de primer año, que era increíble cómo había jugado».
Ahora, y desde la distancia, Raúl Morán siente un «enorme orgullo» al ver a Ruly jugando en Primera RFEF con el filial del Celta disputando, por ejemplo, un playoff de ascenso. «He tenido mucha suerte y ha sido un privilegio poder entrenarle».
Aunque cree que su primera gran oportunidad para debutar en Primera ya pasó, cuando fue convocado con el primer equipo del Celta, Raúl Morán no pierde la esperanza de que alcance esa meta: «Lo tiene todo, ojalá tenga la oportunidad».
Alfonso Tranche, entrenador de la cantera de la Cultural y Deportiva Leonesa, ha convivido durante cuatro temporadas con Fran González (2005), desde la campaña 2017/18 (infantil de primer año) a la 2020/21 (cadete de segundo año), donde no sólo fue su preparador de porteros, también entrenador del Cadete A.
Tranche recuerda que González llegó en prebenjamín a la cantera culturalista y ya destacaba por su «presencia física». «Siempre fue grande, ocupando mucho espacio y muy valiente en el uno contra uno, ágil y solvente por alto». En su primer año de infantil, recuerda Tranche, dio un importante cambio físico en el que le costó «el tema de la coordinación», aunque rápidamente se adaptó.
«La altura le ha facilitado todo, pero ya tenía grandes cualidades y otros aspectos que trabajamos como la comunicación o la psicología. En lo que más ha mejorado es en valentía y en aparecer en momentos importantes, haciendo paradas clave. En el Juvenil B, en su último año en la Cultural, era un recurso con el que siempre contábamos», ha explicado Tranche.
El técnico de la cantera culturalista, que compara las cualidades de Fran González con las de su gran ídolo, Thibaut Courtois, ejemplifica ese parecido en una acción: «La parada que le hace a Haaland en la vuelta de semifinales de Champions, a ese cabezazo... me recordó a Fran por esa agilidad, rapidez...».
Tranche define a Fran González como un «chico 10 en todo» y afirma sentir «orgullo y satisfacción» por verle en la cantera del Real Madrid, incluso compartiendo convocatoria con jugadores «por los que ha llorado de emoción viéndoles ganar la Champions, porque es culturalista y madridista».
«Esperábamos un gran nivel, pero llegar a lo que ha llegado tan rápido nos ha sorprendido. Su techo será la capacidad de adaptación que tenga. Las ganas y el saber estar ya lo tiene, no va a dejar nada que él pueda poner de su parte para seguir creciendo», ha destacado.
En Benavides de Órbigo hay más culés que nunca. Y no es para menos, porque uno de sus 'paisanos', Eder Aller (2007), está en la cantera del FC Barcelona, llegando desde la Fundación Marcet al club blaugrana donde, pese a ser cadete, entrena con el Juvenil B e, incluso, llegó a entrenar alguna vez con el primer equipo.
Uno de sus entrenadores en la UD Benavides, Iván Benéitez 'Ivanín', recuerda que Aller empezó jugando de delantero o extremo, en ocasiones de central, y finalmente de portero porque «no quería correr». Ya en prebenjamines se puso bajo los palos e 'Ivanín', que le entrenó en los dos años de benjamín y el primero de alevín – hasta que se fue a la Cultural con 11 años – vio que «no tenía miedo y el encantaba tirarse a por los balones».
«Se le veía comprometido, tratando de aprender y haciendo caso a todo lo que le decíamos. Era una esponja y se empezaba a vislumbrar que tenía algo especial. Pero, claro, quien iba a pensar que, desde Benavides, desde un pueblo tan pequeño, fuese a llegar alto», explica.
Fue creciendo, ganando altura y perdiendo miedo. Y reclamando retos mayores: «En los entrenamientos específicos había que tirarle más esquinado y más fuerte que a los demás. Y hacía paradas a mano cambiada increíbles. Cuanto más difícil era el disparo, más confianza teníamos en que iba a sacarla».
Esas cualidades fueron destacando en los partidos del UD Benavides y todos los rivales sabían que el gran arma del equipo benavidense era su portero, el joven Eder Aller, que también tenía la capacidad de aguantar mucho en los mano a mano.
De allí, pasó a la Cultural, donde estuvo dos temporadas antes de irse a la Fundación Marcet, donde el Valencia y el Barça se interesaron por él, recalando en la cantera azulgrana. «Es un orgullo para todos nosotros y ojalá le veamos llegar a Primera o en la selección. Sinceramente, creo que tiene las condiciones para llegar tan alto o estar, al menos, cerca de conseguirlo», explica Ivanín.
Con la cabeza bien amueblada, «sin que se le haya subido todo lo que le está pasando»y con un entorno muy sano, Ivanín compara a Aller con Courtois por esa capacidad de «aguantar en el mano a mano y llegar a balones imposibles» y afirma que mantiene el contacto con él: «Hablamos mucho con él y con su familia. Lo tiene todo y es un orgullo para el club y para el pueblo».
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Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
José A. González y Álex Sánchez
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