Cuando uno echa un vistazo al historial del leonés José Pedrosa Galán (1986), encuentra una diversidad de aventuras, de experiencias y de enseñanzas culturales que le hacen un futbolista único. No en vano, ha pasado por 14 países y 21 clubes, que hacen de su expediente uno de los más peculiares del fútbol mundial.
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Lo que empezó como una especie de masterclass, instigado por su amigo Álex García, en Costa de Marfil ha acabado con una de las experiencias más enriquecedoras del futbolista leonés: Galán ha sumado un nuevo país, el costamarfileño; un nuevo club, el Zota FC; y un nuevo continente, África.
La historia comenzó hace tres semanas, cuando acudió durante cinco días a compartir experiencias, vivencias y algunas claves tácticas a los jóvenes jugadores de este club. Pero una pregunta de uno de los futbolistas lo cambió todo: «¿Por qué nunca has jugado en África?».
Así comenzó un sinfín de trámites burocráticos, marcados por la ilusión y la pasión por el fútbol para jugar la final por el ascenso a la cuarta categoría del fútbol costamarfileño, que iba a ser el 12 de junio, pero acabó siendo el 24 de junio. «Cosas que pasan aquí», explica Galán.
El pasado jueves, a las 14:00 horas, recibió un mensaje de Álex García: «La final es el lunes a las 16:00 horas». Rápidamente, tomó un vuelo desde Málaga para, con una escala, llegar a Abidjan el viernes y poder entrenar, al menos, sábado y domingo con su equipo.
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«Fue una locura, de película», expresa Galán, que estuvo enfermo, con un virus estomacal, durante el día previo al partido: «Me descuidé comiendo una ensalada, pero al final pude jugar». Así, recuerda que el propio día del partido, el lunes, quedaron para comer a las 11:00 horas. Él, aún afectado por el virus estomacal, apenas podía comer, pero sus compañeros de equipo - todos con edades entre los 16 y 21 años - le dedicaron una sorpresa: aparecieron con una camiseta del Zota FC con el nombre y dorsal de Galán.
A la par, a unos metros, un grupo de jóvenes se acercaron hasta allí y el leonés, que tiene por costumbre «no comer mucho antes de jugar, más aún estando tocado del estómago», dio su plato a estos chicos. «Lo devoraban. Se nota que pasan hambre de verdad y te das cuenta de que somos unos privilegiados, de verdad».
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Tras la comida, hora de descansar en el 'hotel de concentración'. Más que un hotel era «una especie de escuela» donde pudieron reunirse antes del partido y, sentados en unos pupitres, recibir la charla de Álex García previa al partido, antes de subirse al minibús que les llevaría al campo de fútbol.
No era un vehículo cualquiera, ya que estaba decorado con motivos del Real Madrid, la cara de Jude Bellingham y, en la parte frontal del mismo, un dibujo de la «décimoquinta Champions del Real Madrid». Así, salieron del distrito de Abidjan en el que está ubicado el Zota, agasajados por los niños del barrio que «nos veían como ídolos», a la par que se desplazaron hasta el estado «tres o cuatro autobuses» de aficionados del equipo.
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El caos en el fútbol africano parece ser relativamente habitual y así lo comprobó Galán. Esta final por el ascenso, que ya cambió su fecha de celebración, todavía tendría un retraso más: el partido, fijado para las 16:00 horas, comenzaría una media hora más tarde.
Pero, más allá de este contratiempo, era hora de concentrarse, cambiarse y vestirse para el partido: «El campo estaba muy encharcado y pensaba, cambiándome en mitad de la nada, en lo que nos gusta el fútbol. Da igual lo que cobres, la categoría en la que juegues o a qué nivel lo hagas: si hay pasión, te mueves lo que haga falta».
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Y, tras el paso por 'vestuarios', a calentar en «una especie de aparcamientos» cercanos al estadio para después jugar el partido. «Empezamos muy bien, marcamos pronto el 1-0, tuvimos un disparo al poste y pudimos matar el partido a la contra, pero acabamos sufriendo por no rematar al rival», explica Galán, que fue titular y contribuyó al culminar el ascenso.
Con la explosión de alegría final, llegó una invasión de campo donde todos los aficionados del Zota quería abrazar a 'le blanc' (el blanco), como llamaban a Galán. «Me agradecieron la experiencia y me sentí super querido. El mérito es de ellos y de Álex, el loco que está detrás de todo esto con el objetivo de que los jugadores puedan salir hacia Europa u Oriente Medio», explica Galán, que se adaptó «bien» al «fútbol más físico» de Costa de Marfil.
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La celebración fue total en el autobús de vuelta, recibiendo multitud de gratitud de sus compañeros de equipo: «Me decían que nunca habían jugado con un blanco y no creían que lo fueran a hacer más». Para agasajar a Galán, sus compañeros le cantaron «tanto el himno del Real Madrid como el del Barça», además de otras canciones como 'Despacito', de Luis Fonsi.
«El ambiente, la alegría que había era increíble. Es una división menor, sí, pero supone mucho para ellos. Me ha dado mucho que pensar, es una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido, sin duda», expresa.
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Ahora, ya en casa de nuevo, Galán ha vuelto a llenar su depósito de experiencias vitales con una más, una breve pero más que gratificante para el jugador leonés, que nunca olvidará esos días de catarsis, contraste y aprendizaje en Costa de Marfil.
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