Goleada ante un rival muy inferior

Existían algunas certezas sobre las carencias en el juego de la selección. El equipo acapara el balón, pero su dominio territorial no se traduce en excesivas ocasiones de gol. España necesita ataques más directos, mayor velocidad en la circulación del balón, romper líneas del contrario con pases más verticales. En definitiva, fomentar el desequilibrio individual y colectivo, aportando más sentido y eficacia a la posesión, corriendo más riesgos en el último tercio del campo.

En el aspecto defensivo, aunque la selección no ha sufrido demasiados embates, estaba forzada a robustecer su línea, demasiado frágil y expuesta. Hasta el momento ha concedido pocas ocasiones a los rivales, pero han sido muy claras.

Los eslovacos repitieron la alineación que les concedió la victoria contra Polonia y trataron de activar un plan similar. A pesar de que en la primera jugada del partido se atrevieron con una presión alta que no tuvo continuidad, priorizaron la formación de dos líneas de cuatro y pretendieron privar a la selección del espacio y del tiempo. La organización defensiva de los eslovacos fue muy endeble. Entre el central Satka y el portero Dubravka facilitaron el primer gol y la oposición de los centroeuropeos se acabó ahí. No pudieron jugar con la ansiedad del rival, ni sacaron provecho del deficiente estado del terreno de juego. Hamsik y Duda permitieron que Busquets jugara sin oposición, convirtiéndose en el futbolista más determinante de la selección. En octavos de final Croacia calibrará las aspiraciones del combinado nacional.