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Para los amantes del deporte, era un 'súper domingo': etapa reina en el Tour de Francia, la final de Wimbledon entre Alcaraz y Djokovic y, el plato fuerte, la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra.
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Ataviados con la camiseta de España, preferiblemente la roja, banderas nacionales y el rojo y el gualda pintado en cara o brazos, los leoneses se han volcado con el equipo de Luis de la Fuente.
Carvajal, Williams, Morata, Lamine Yamal o Rodri Hernández eran los jugadores más aclamados por los aficionados leoneses que, eso sí, tenían claro que la fuerza de esta selección, lejos de las individualidades, está en el grupo.
Reunidos en torno a una caña, un refresco y, cómo no, alguna tapina, el partido se vive con nervios, con tensión pero, a la par, y aunque parezca contradictorio, disfrutando de un partido único e histórico que puede dar a España su cuarta Eurocopa, siendo así el único país en lograr tal cifra de éxitos continentales.
Cánticos, escenas de sufrimiento, manos a la cabeza con las ocasiones erradas y suspiros de alivio con las jugadas de Inglaterra que no llegan a buen puerto, el fútbol de España ha conqusitado León y, esperan, pueda hacerlo también con Europa.
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