Javier Asprón
Jueves, 23 de junio 2016, 09:30
«Italia es muy Italia, y eso me preocupa». Gerard Piqué resumía con esta frase tan rotunda las cualidades de un equipo al que nombró en primer lugar al hablar de los favoritos para ganar la Eurocopa. Eso fue en la previa del partido contra ... Croacia, antes de saber incluso que sería el rival de España en octavos. Cuatro años después de llegar hasta la final de Ucrania, Italia vuelve a reinventarse para seguir siendo ella, una selección sin nombres de relumbrón, de juego justito, pero tan competitiva y rocosa que acaba siendo temible.
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Sin una estrella que marque su rumbo, Italia la componen un grupo de jugadores comprometidos y solidarios que necesitaron solo dos jornadas para clasificarse como primeros de grupo pasando por encima de la admirada y talentosa Bélgica. Antonio Conte, nombrado seleccionador tras el fiasco del Mundial 2014, ha creado un equipo a imagen y semejanza de la Juventus a la que dirigió con éxito para ganar tres títulos consecutivos en la Serie A. Su fortaleza de inicio ha sido una de las grandes sorpresas del arranque del campeonato, porque ni en la propia Italia ocultan que están ante su peor selección en años.
Gran bloque defensivo
Juegan un 3-5-2 de manual, con dos laterales de largo recorrido, Candreva y Darmian, y tres centrales imponentes: Barzagli, Chiellini y Bonucci. Desde la portería, Buffon ejerce de capitán y coloca las piezas defensivas. El guardameta de la Juventus, toda una institución del fútbol italiano a sus 38 años, lleva en la selección desde 1997 y acumula más de 150 internacionalidades. En el buen desempeño de ese bloque defensivo experimentado y combativo residen buena parte de las opciones de Italia.
A esta Italia no le importa regalar la posesión, aunque tampoco juega al pelotazo. Intenta que sus centrocampistas toquen el balón. Sin embargo, les falta la profundidad y la calidad de España o Alemania. De Rossi, futbolista de la Roma, es su mejor hombre. Junto a él juegan dos interiores de contención, normalmente Giaccherini y Parolo, que no paran de correr durante los noventa minutos. Thiago Motta suele ser el primer recambio en los partidos para conseguir equilibrio.
La mayor debilidad de Italia está en el ataque. Graziano Pellé, delantero tanque de segunda fila, emigrado al fútbol holandés con apenas 22 años, se ha hecho con la titularidad tras fichar el año pasado por el Southampton. Junto a él juega como segundo punta el brasileño nacionalizado Eder, autor del gol que derribó a Suecia y el único que propone cosas diferentes. Zaza, Immobile o Insigne completan una nómina de atacantes sin galones.
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Esta Italia, no lo ocultan, da respeto a los jugadores españoles. «Tácticamente son perfectos, lo que a su vez te obliga a hacer un partido redondo para ganarles», admite Morata, empapado de fútbol italiano tras su paso por la Juventus. «Son un gran bloque defensivo y en los últimos años les gusta también tener el balón», resuelve Iniesta al valorar la eliminatoria más apetecible de los incipientes octavos.
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