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Diego Llorente apenas pudo dormir el miércoles. El sueño se había esfumado, el reparador y el de la Eurocopa. Miles de cosas se le pasaban por la cabeza y casi ninguna buena, pensamientos negativos y de tristeza que alimentaban la frustración de un joven ... incapaz de comprender lo que había pasado. Le dijeron que había contraído el virus, apenas unas horas después de conocerse el positivo de Sergio Busquets, con el que apenas cruzó palabras y pocos caminos en la concentración. «Fueron momentos complicados. Me encontraba bien, sin síntomas. Perderme una cita como esta era algo duro», ha comentado este sábado en La Ciudad de Fútbol de Las Rozas, donde finalmente pudo regresar tras encadenar cuatro test negativos. No había restos de covid en su cuerpo, falsa alarma, que enmudeció con los aplausos en el recibimiento organizado por sus compañeros. «Fue uno de los días más especiales de mi carrera», ha admitido el central.
Cuando le comunicaron el positivo, el madrileño se vino abajo. Fue evacuado en una ambulancia medicalizada y llevado a su domicilio de Madrid. El trayecto, de apenas unos minutos, fue una tortura psicológica para el defensa del Leeds. «Es complicado de describir. No sabía qué pensar. Apenas dormí y no dejaba de darle vueltas a la cabeza. Tampoco era un contacto estrecho de Busquets. No encontraba un motivo, una explicación», ha relatado Llorente, todavía con el susto en el cuerpo. Buscó el apoyo y el consuelo de su gente, amalgama entre el dolor y el futbolista, que salió de la noche como pudo. «Las primeras horas fueron demoledoras, de verte fuera de la Eurocopa por algo que no controlas». La ciencia le devolvió la taquilla y un sitio entre los elegidos por Luis Enrique.
Un entrenador al que aprecia muchísimo y que siempre ha confiado en él, incluso cuando no podía apoyar el pie por una fractura del peroné. En 2018, en la primera convocatoria del asturiano, Diego Llorente figuraba en la lista a pesar de su lesión. Le quiso meter en la dinámica del grupo para que se familiarizara con las reglas de la casa, que vuelve a ser suya. «Siempre estaré agradecido al seleccionador. Fue un subidón y me hizo olvidarme del mal momento que estaba pasando», ha dicho en referencia a aquella llamada inesperada. «Intento devolverle la confianza cuando me requiere en el campo, y también en el trabajo diario», ha deslizado el central, de nuevo a las órdenes del hombre que se acordó de él cuando el fútbol le obligó a andar con muletas.
El defensa ha mandado un mensaje de optimismo a pesar de las dificultades con las que ha lidiado la selección. «Nosotros vemos el vaso medio lleno», ha respondido cuando se le ha preguntado por las consecuencias que puede tener el confinamiento en la preparación del equipo. «Nos ha hecho más fuerte como grupo». Llorente ha aprovechado la ocasión para pedir responsabilidad social con la covid y recordar que «este virus es serio. No se ha ido, sigue aquí». Además, ha apelado a los jóvenes y ha invitado a todo el mundo a vacunarse para ganar terreno a la enfermedad. Él aún no lo ha hecho por la cercanía del partido ante Suecia, pero la inmunización se llevará a la cabo en los próximos días.
Formado en las categorías inferiores del Real Madrid, con el que llegó a jugar dos partidos y debutar a las órdenes de José Mourinho, Diego Llorente se abrió camino con cesiones (Rayo Vallecano) y minutos en Málaga, Real Sociedad y Leeds. Las lesiones le han castigado más de lo normal, parándole sin detenerle, pero siempre se ha levantado para volver más fuerte. «No pienso en el pasado porque intento vivir en el presente. Pero si estoy aquí es por la gente que ha estado conmigo en los buenos y en los malos momentos: mi padre, mi hermano, mi mujer... Son apoyos fundamentales». Hace cinco años debutó con la absoluta en un amistoso ante Bosnia-Herezovina y, tras quedarse a las puertas de la Euro 2016, aguarda con impaciencia la que está a punto de empezar el lunes.
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