Una nueva decepción

La inestable situación del proyecto de Paulo Sousa no modificó el plan de Polonia. Su intención se fundamentó en mantener un bloque defensivo compacto, intentando desarticular el juego del equipo rival, cerrando los espacios centrales. La presencia de Zielinski en el eje central del mediocampo favorecía la posibilidad de garantizar los dos o tres pases de seguridad necesarios para evitar la presión rival y otorgaban a su equipo más posibilidades para organizar transiciones ofensivas. Lewandowski generaba inquietud en la zaga, aunque las ocasiones del equipo polaco fueron más producto de errores individuales de la defensa hispana que de las virtudes de los atacantes.

España insistió en el mismo propósito, someter al contrario a través del control de juego, presionando con intensidad en el campo contrario. Pero se olvidó de imprimir la velocidad precisa en la circulación y obvió la verticalidad. Pese a la insistencia de Llorente por la banda derecha, la selección sigue huérfana de jugadores que desequilibren en acciones individuales.

En la segunda parte, Gerard Moreno pudo desnivelar el marcador de penalti. Su error enfrió los ánimos de los jugadores y fortaleció el espíritu defensivo de los polacos. Los cambios que realizó Luis Enrique no tuvieron una incidencia positiva y desestabilizaron el juego del equipo, aunque los jugadores buscaron el gol hasta el último aliento.