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robert basic
Lunes, 5 de julio 2021, 22:07
El 8 de septiembre de 2018, Luis Enrique estrenó su cargo de seleccionador de España con una victoria en Wembley contra Inglaterra. Dos años y diez meses después, el asturiano regresa a un escenario de campanillas en el que buscará el pase a ... la final de la Eurocopa. Palabras mayores, un reto mayúsculo que afronta con la misma y aparente tranquilidad de los días anteriores. «Estoy tranquilo con mi trabajo», ha dicho este lunes en Londres en su comparecencia previa al encuentro de este martes contra Italia. «Estoy rodeado de gente de muchísimo nivel. Tener a profesionales mejores que tú es importante. ¿Soy mejor o peor entrenador? Me interesa muy poco. Sé lo que soy», ha replicado cuando se le pidió que trazara una comparativa entre lo que es hoy y lo que fue la noche en la que debutó en el banquillo de La Roja. Solo piensa en cómo ganar a la 'Azzurra' y dar continuidad a un sueño que dura ya cinco semanas.
Sabe que el duelo ante los italianos puede alterar el pulso normal de sus jugadores. Muchos de ellos jóvenes, debutantes en un gran torneo de selecciones. Luis Enrique ha reiterado que los internacionales reciben el apoyo psicológico –Joaquín Valdés se encarga de ello– con el objetivo de evitar en este caso la «sobrexcitación» que puede conllevar el concurso en una semifinal de la Eurocopa y en un escaparate como Wembley. «Hay que llegar con la motivación justa y necesaria. Siempre recomiendo lo mismo a los jugadores: 'Céntrate en lo que debes controlar en el terreno de juego. La ocupación de espacios, los movimientos, lo que haces en ataque y defensa. Eso hace que te evadas del entorno'. El hecho de que no seamos una selección muy experta –en alusión a su juventud– no significa que nuestros futbolistas no tengan experiencia. Muchos militan en clubes extranjeros de alto nivel y están acostumbrados a este tipo de encuentros. Pero es verdad que este es un partido en el que representas a todo un país y les hace ilusión», ha explicado el técnico gijonés.
El seleccionador ha reconocido que la posesión será uno de los factores clave del choque. Tener la pelota es fundamental para España, un equipo acostumbrado a vivir con el cuero cosido a las botas, pero también Italia quiere adueñarse del esférico. «Será la primera batalla por ganar», ha avanzado Luis Enrique. «Nuestro objetivo es claro: queremos el balón, lo necesitamos». Unas horas antes de su intervención, el mítico Roberto Baggio hizo unas declaraciones en las que aseguraba que si La Roja acaba conquistando el título el mérito principal sería de su entrenador. El asturiano soslayó las palabras de la leyenda transalpina y ha explicado el reparto de los roles en el equipo. «Soy un líder, eso es evidente, pero estoy fuera del campo. Los importantes son los que están dentro y los que ayudan desde fuera. Lo difícil es marcar goles, presionar bien, adelantar las líneas y estar atento a las coberturas. Si ganamos este partido y nos metemos en la final, el mérito sería de los futbolistas».
Una vez más, Luis Enrique ha recalcado que se siente «muy respaldado» por la Federación y ha repetido que tiene contrato «hasta después del Mundial» de Catar. Sus declaraciones van en armonía con las de su presidente, Luis Rubiales, quien aseguró no hace mucho que el asturiano seguirá en el cargo «hasta que él quiera». En la Eurocopa ha hecho ya un gran papel, pero quiere más y espera hacerlo ante la mejor Italia. «No hago mis alineaciones en función del rival. Ojalá Spinazzola no se hubiera lesionado porque entiendo que lo bonito para el fútbol es que estén los mejores».
El técnico ha transmitido serenidad, y hasta ha bromeado recordando aquel encontronazo con Tassotti. «Me quedó la nariz hasta mejor». Está en otra historia. Y quiere escribirla de su puño y letra.
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