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enrique yunta
Madrid
Domingo, 6 de junio 2021, 00:15
La ecuación es mucho más simple de lo que parece: España no iba muy sobrada de centrales, no al menos de centrales con experiencia, y Aymeric Laporte, francés de pura cepa, nacido en Agen el 27 de mayo de 1994, no contaba para Didier ... Deschamps, así que ambas partes vieron una oportunidad de negocio estupendo y el 12 de mayo se hacía oficial en el BOE la nacionalización del defensa del Manchester City, quien viste de rojo sin complejos, feliz como una perdiz porque, con 27 años, es el becario de esta España aún por definir. Es a efectos prácticos un muy buen fichaje -y más ahora que no está Sergio Ramos-, un español por sorpresa que jura bandera justo antes de la Eurocopa. Y todos tan contentos.
Laporte ha jugado con las categorías inferiores de Francia más de 50 partidos (once veces con la sub-17, nueve con la sub-18, doce con la sub-19 y diecinueve con la sub-21) y ahí, cuando se le presentó la oportunidad de España, tuvo que decidir. Julen Lopetegui, cuando asumió los mandos de la selección en 2016 después de la Eurocopa, insistió a la Federación porque le gustaba mucho Laporte y cabía la posibilidad de que jugara con España.
Cabe recordar que para que un futbolista represente a un segundo país hay que cumplir al menos con alguna de las tres siguientes premisas: haber nacido en el territorio de la federación, que uno de sus padres biológicos o uno de sus abuelos haya nacido en el territorio de la federación o haber vivido al menos durante cinco años ininterrumpidos en el territorio de la federación. Era este último aspecto el que cumplía Laporte (llegó con 15 años a Bilbao para defender al Athletic y estuvo hasta 2018), beneficiado también por el cambio de la normativa impuesta por la FIFA, quien permite a los internacionales cambiar de escudo siempre y cuando no haya disputado más de tres partidos de categoría absoluta con el país de turno (tanto en competición oficial como no oficial) y no haya participado ni en un Mundial o una Eurocopa de categoría absoluta.
Laporte, pese a que fue citado más de una vez por Deschamps para cantar La Marsellesa, nunca debutó con los mayores, entendió que por esa puerta no iba pasar y aceptó la llamada de España. «Todo esto viene de muy atrás», explicó este sábado Laporte desde Las Rozas, protagonista porque su bautismo se produjo el viernes en el Wanda contra Portugal y todavía no se le había puesto voz como español a todos los efectos. «Ya con la sub-19 entré en contacto con la Federación. Al principio era muy diferente a lo de ahora. Cuando se ha presentado la oportunidad, me llamó Luis Enrique para preguntarme la situación, si tenía ganas de defender a este país, de competir al máximo nivel y le dije que estaba encantado de estar con ellos. Así ha sido. Primero contacté con Luis Enrique y luego con el presidente».
Efectivamente, viene de lejos, dicho está, pero fue el propio Laporte quien besó la bandera de Francia e incluso llegó a asegurar que no pediría la doble nacionalidad. En un fútbol de tanto sentimiento como el de selecciones, patriotismo disparado desde los himnos, la pregunta que le lanzaron a Laporte era muy directa, pero también muy pertinente: «¿Te sientes plenamente español para poder defender un escudo, una nación, una bandera?». En ese momento, se hizo el silencio en la sala de prensa del media center de Las Rozas y Laporte, que se lo pensó tres segundos, buscó una salida lo más airosa posible. «Bufff. Vaya pregunta. Es una pregunta bastante fuerte. Estoy aquí para competir al máximo nivel y mi objetivo es el mismo que el de España, ganar todo tipo de competición. Nadie tiene que dudar de que lo voy a dar todo».
El caso de Laporte es como el de Kubala, Puskas, Pier, Ansu Fati y Diego Costa, los únicos futbolistas que han cambiado directamente de nacionalidad (no confundir con adquirir segunda nacionalidad). Encantado después de estos primeros días de campamento, el central del City, con quien ha disputado 27 partidos este curso, es consciente de que se le mirará con lupa, pero parece importarle poco. «Está claro que mucha gente me espera en la esquina. Sé que lo malo resaltará muchísimo, pero es el fútbol. Habrá buenos momentos y también malos, pero hay que estar preparado para todo».
En Francia también le esperan y el propio Deschamps desmintió a Laporte al asegurar que nunca le comunicó este cambio de bando. «Intenté ponerme en contacto y no pudo ser. Puede que sea por cambiar el número, no es algo que me preocupe demasiado. Ahora estoy aquí, estoy encantado y daré todo por esta selección. Estoy para sumar y no para restar».
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