Goleador, inteligente y con espíritu de equipo

Nacido en la localidad barcelonesa de Santa Perpètua de Mogoda el 7 de abril de 1992, Gerard Moreno Balagueró ha tenido que superar muchos escalones hasta hollar la cima. Comenzó en la escuela de fútbol Damm, fabricante de cervezas, donde también se formaron Sergio García, David López, Aleix Vidal, Cristian Tello, Isaac Cuenca o Rubén Alcaraz. En 2001 pasó a la cantera del Espanyol, con la que conquistó la Liga Promises 2004 (Brunete) y brilló hasta cadete, y en 2007 recaló en el Badalona juvenil, con 41 goles en la última temporada. El Villarreal le fichó entonces y le integró en sus filiales. Debutó con el primer equipo amarillo en 2012 y fue cedido al Mallorca en el curso 2013-14 para que se fogueara. Aportó doce valiosos goles a los baleares en Segunda y volvió a un Villarreal dirigido por Marcelino García Toral, que califica a Moreno como un jugador «inteligente». Pero el delantero no tuvo continuidad y regresó con los 'pericos'. Su notable progresión en el que considera el club de su corazón sirvió para que el Villarreal le recuperara por 20 millones en 2018.

El catalán disfrutaba de niño con un balón en las calles. De aquellos días le queda una cicatriz en la cara producida al engancharse con un hierro de una portería. Ya entonces era conocido por sus 'latigazos', disparos duros que Moreno arma en milésimas y se convierten en gol por ángulos inalcanzables. Cuando era recogepelotas en Montjuic se lanzaba al cuello de Raúl Tamudo para celebrar los goles de su ídolo deportivo. Con los años perfeccionó su capacidad de aparecer donde nadie lo espera y marcar, como lo hizo en la final de la Europa League contra el Manchester United. Es su estilo «camaleónico», como así lo define el extécnico del Villarreal y ahora en el Alavés, JavierCalleja.