La Deportiva refrenda su candidatura a todo

Pero por si todavía existiese algún escéptico, la Deportiva aclaró cualquier tipo de duda. Los bercianos han ganado a quien nadie había ganado, a la Real Sociedad B (1-2), en un partido donde el balón parado fue muy protagonista.

La derrota del pasado sábado no pareció hacer mella en una Deportiva que salió con una intención un tanto más arriesgada que en otras ocasiones, intentando morder y presionar más adelante que en otros partidos.

Quizá fue solo una sensación inicial de partido o, realmente, era el plan. Nunca se sabrá, porque todo quedó rápidamente condicionado. En la primera acción de peligro berciana, Ernesto adelantó a los de Íñigo Vélez. Andoni López, desde la esquina, puso un gran servicio al segundo palo, muy cerrado, que el delantero empujó en boca de gol en el minuto 3.

El partido se ponía patas arriba. La mejor defensa de la categoría se veía golpeada nada más empezar. El equipo que aún no había perdido estaba por detrás en el marcador.

La Deportiva dio un paso atrás, replegó líneas y entregó el balón a la Real Sociedad B. Los txuri-urdin, encantados, aceptaron la propuesta. Pero se toparon con un equipo berciano muy bien armado y colocado que apenas les dejó disfrutar de ocasiones.

Por su parte, los ponferradinos aguardaban su momento: un contragolpe, un error, una jugada aislada... algo que les abriera la puerta a golpear de nuevo a los donostiarras. Y llegó, otra vez, en un córner. Lo volvió a botar Andoni López, pero esta vez el balón quedó enmarañado en la frontal del área pequeña. Allí, Pol Llonch tiró de imaginación para inventarse un taconazo y colocar el 0-2 en el minuto 15.

El plan no cambió para Vélez. La defensa y la solidaridad en esta tarea marcó el resto de la primera mitad de la Deportiva, que apenas sufrió un par de ocasiones.

La primera, muy clara a remate de Marín, la sacó con una espectacular mano Andrés Prieto, aunque la jugada quedó anulada por falta del futbolista txuri-urdin. Ya en el minuto 36, Gorrotxategi, con un chut desde fuera del área, obligó a intervenir al meta alicantino.

Poco más había podido generar la Real Sociedad B, un conjunto que acostumbra a tener un importante caudal ofensivo de ocasiones, secado por una Deportiva que estaba mostrando su versión de visitante, que está siendo mejor que la que se plasma en El Toralín.

Pese a todo, los locales recortaron distancias en el tramo final de la primera mitad. Y fue también a balón parado, con una falta lateral que en el segundo palo embocó a gol el central Jon Martín.

Hasta el descanso, se vio al filial realista con una marcha más, impulsada también por el efecto anímico del gol, pero la Deportiva supo defenderse para salvaguardar su renta de cara a la segunda mitad.

El filial donostiarra siguió dominando el partido y el balón tras el descanso. Los realistas sabían que ese era el camino para tener opciones de remontada... y la Deportiva sabía que era lo que se iba a encontrar.

Supo aclimatarse a ello el conjunto de Vélez, que tan solo sufrió, en los primeros minutos de la segunda mitad, una ocasión por medio de Azkune, cuyo disparo se fue desviado.

La tónica general era que no pasase nada, y eso era positivo para el conjunto ponferradino que, además, con el paso de los minutos, defendía más lejos de su portería y tenía más balón.

Poco a poco, el desgaste que supone el planteamiento de la Deportiva se empezó a plasmar. El balón apenas duraba en los pies bercianos, sin desmarques y con una frescura de ideas cada vez más reducida. Los de Vélez se agarraban al marcador y, pese a no sufrir en exceso, la inquietud en torno al área de Andrés Prieto era más habitual.

Los realistas tuvieron pocas. Una de las más claras fue de Magunazelaia, uno de los mejores jugadores locales, con un potente disparo desde la frontal que despejó a córner Andrés Prieto con una gran intervención.

Supo sufrir la Deportiva en los últimos minutos, donde más allá de ocasiones claras del filial txuri-urdin, solo había 'runrún', pero nada que se llegase a materializar. Los bercianos obraron la gesta de ganar a quien nadie había vencido para engancharse a la pelea por el primer puesto y dar un golpe sobre la mesa.