La Deportiva se estampa contra la realidad

La lucha y la entrega no faltaron. Ni la fe. Hasta el final. Pero la Deportiva se ha quedado en el camino. El conjunto berciano ha caído en la vuelta de la semifinal del playoff de ascenso (2-1) ante el Córdoba y, tras la derrota del partido de ida, el cuadro blanquiazul queda apeado de esta lucha por volver a Segunda.

La Deportiva tenía que recurrir a la épica, a la heroíca y remontar. No se le había dado mal esta temporada, en general, pero ya decía Juanfran en la previa del partido de ida que los playoff nada tienen que ver con la liga regular.

Aun así, los bercianos trataron de aplicar los mismos recursos que llevaban a cabo para remontar: intensidad, fe, líneas adelantadas y personalidad. Con estas normas se plantaron en el Arcángel, intentando pisar área rival pronto y avisar a los cordobeses.

Pero los de Iván Ania no son un rival más, son un gran contrincante. Los andaluces no perdieron los nervios, mantuvieron la calma y eran conscientes de que tenían un 'pistolero' en punta, Antonio Casas, que necesita muy poco para hacer gol.

Y lo demostró. En el minuto 5, el exblanquiazul Kuki Zalazar envió un balón larga a Casas, que ganó el duelo a un precipitado Sibille para plantarse en el área y 'fusilar' a Andrés Prieto. El Córdoba se ponía por delante y la Deportiva necesitaba tres goles.

Había que arriesgar, no quedaba otra. Los blanquiazules adeantaron líneas, buscaron jugar en campo rival y someter a su rival. El Córdoba les entregó el balón y jugó a resguardarse, a esperar su momento, a jugar con las urgencias de los de Juanfran.

Y a golpear cuando pudieran. Con Adilson y Carracedo por los costados, los verdiblancos eran peligrosos ante una Deportiva que tenía el balón, que merodeaba las inmediaciones de área rival, pero que no era capaz de generar peligro más allá de algún saque de esquina o alguna falta lateral.

El Córdoba, consciente de la joya que tenía en Casas, utilizó a su delantero para generar peligro con centros laterales y balones filtrados. Así, en el ecuador de la primera mitad, llegó otro gran susto para el equipo ponferradino: Casas se internaba en el área, remataba y el balón, que dudaba de si ir o no portería, acabó entrando tras el remate de Zalzar. El tanto fue anulado porque el uruguayo, ex de la Ponferradina, estaba en fuera de juego.

La Deportiva se había librado de ver la eliminatoria ya prácticamente sentenciada. Pero tenía que seguir arriesgando, con la defensa adelantada, apretando todo lo posible al Córdoba, pero sin peligro: los centros eran demasiado frontales, la defensa los conseguía despejar sin problemas y los bercianos no encontraban otro recurso mejor.

La única ocasión blanquiazul llegó en el tramo final. El balón, colgado al área, se quedó enmarañado entre la defensa local y acabó en los pies de Igbekeme, que descosió la pelota pero, de nuevo, la zaga cordobesa se interpuso para evitar el que podía ser el gol del empate.

Con una sensación de impotencia y amargura por no encontrar el camino al gol pese a la buena actitud de la Deportiva, los de Juanfran llegaron al descanso. Si querían estar en la final por el ascenso, sólo les quedaba recurrir a una gesta.

En la segunda mitad, el Córdoba salió mejor, tratando de sentenciar la eliminatoria en estos primeros compases de la reanudación. Con varios centros y jugadas de peligro, los de Ania generaron esa snsación de que podían romper el partido.

Se repuso la Deportiva, que volvió a su plan de pisar campo rival, de merodear por el área de Carlos Marín y de intentarlo. El primero en probarlo fue Yeray, con un recorte y chut que se fue fuera.

Pero fue algo efímero, porque en el partido comenzó a suceder lo peor que le podía pasar a la Ponferradina: nada. El control de los cordobeses era cada vez mayor. Aun así, todo se descontroló en un momento dado. Igbekeme buscó el gol desde la frontal, el balón se enredó en los pies de Borja Valle que, a bocajarro, metió a los bercianos en partido.

El partido, ahora sí, ganó en tensión, en intensidad y en ambiente, también en la grada. El Arcángel vio las orejas al lobo con el gol de Valle y trató de dar un impulso a los de Iván Ania en unos momentos en los que la Ponferradina había recuperado la fe.

Los nervios pasaron al lado cordobés. El Córdoba intentaba tener la pelota para no sufrir, pero la Deportiva estaba activa, confiada, crecida. La tuvo el conjunto berciano con un centro lateral que Marín, nervioso, despeja mal, y acaba en los pies de Dacosta, que remató fuera.

El partido era, ahora sí, un choque puro de playoff en el que había nervios en cada balón, cada duelo era una guerra y cada acercamiento al área en una u otra portería subía notablemente las pulsaciones. El paso de los minutos parecía favorecer al Córdoba, que llegaba más, aunque sin generar una clara ocasión de peligro.

Los andaluces jugaron con el tempo del partido. El equipo de Ania empezó a embarrar el partido, se originaron varios encontronazos y los segundos se iban escapando para desesperación berciana, para alegría cordobesa.

Justo cuando el árbitro decretaba siete minutos de añadido, Simo provocó un penalti de Sibille que Kike Márquez transformó para sentenciar la eliminatoria. Tras el gol, una agresión mutua entre Yuri y Leiva, que acababan de entrar en el ampo, acabó con ambos expulsados.

Lo intentó la Deportiva hasta el final, pero acabó cediendo. La tuvo Clavería para dar algo de esperanza pero su remate, a bocajarro, acabó fuera. No deó de colgar balones al área el cuadro berciano, con subidas de Andrés Prieto en busca de ese mínimo resquicio de esperanza, pero no llegó. El sueño de la Deportiva murió en el Arcángel pese a intentarlo hasta el final.

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