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Mallorca y Real Sociedad dejaron los deberes para la vuelta y el finalista de Copa entre ambos se decidirá en Anoeta. La eliminatoria llegará intacta a San Sebastián en tres semanas después de un empate sin goles en un partido propio de estas alturas de ... la competición cuando todavía queda un asalto por delante. Duelo cerrado, especialmente en la primera parte, en el que el Mallorca comenzó mejor, fruto de la intensidad y el empuje de su afición, pero que la Real acabó más entera, con más y mejores ocasiones en la segunda parte pero el nulo acierto de Umar Sadiq en una noche para olvidar del delantero nigeriano.
La primera entrega de las semifinales coperas fue poco dada a las alegrías innecesarias, tal y como cabía imaginar de un partido de ida con la final en juego. Sin llegadas a puerta en los primeros minutos ni sacudidas reseñables más allá de la reclamación de un hipotético penalti sobre Barrenetxea que no parecía, la Real Sociedad se fue adueñando poco a poco del balón, con el Mallorca replegado a la espera de la contra, en un escenario también previsible a tenor de la fisonomía de ambos equipos.
El conjunto balear, empujado por la atmósfera de Son Moix, fue más incisivo. Sólido atrás, como siempre, a pesar de las bajas de Maffeo y Raíllo, se desplegó con vértigo tras cada recuperación de balón. No estaba cómoda la Real sobre el césped y lo corroboró la primera ocasión destacable del partido, una volea ligeramente desviada de Abdón Prats tras la incursión eléctrica por el costado derecho de Dani Rodríguez, que poco después se topó con la cabeza de Le Normand cuando tenía la red 'txuri urdin' entre ceja y ceja.
Mallorca
Greif, Gío González, Valjent, Nastasic, Copete, Jaume Costa, Dani Rodríguez (Antonio Sánchez, min. 77), Samu Costa (Mascarell, min. 90), Darder (Morlanes, min. 77), Abdón Prats (Muriqi, min. 66) y Larin (Radonjic, min. 77).
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Real Sociedad
Remiro, Traoré, Zubeldia, Le Normand, Javi Galán, Brais Méndez, Zubimendi, Merino (Turrientes, min. 89), Kubo, Sadiq (André Silva, min. 78) y Barrenetxea (Magunazelaia, min. 89).
Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité Gallego). Amonestó a Copete, Zubeldia, Dani Rodríguez, Merino y André Silva.
Incidencias: Partido de ida de semifinales de la Copa del Rey disputado en Son Moix ante 22.011 espectadores.
Fueron avisos para la Real, que no terminaba de convencer a Imanol Alguacil, inquieto en su área técnica. Y es que el esfuerzo colectivo del Mallorca en la presión había cortocircuitado la circulación del conjunto donostiarra, que tuvo que recurrir al poderío aéreo de Sadiq para amenazar con un testarazo alto del ariete tras un buen centro con el interior de Barrenetxea, el mejor realista en una primera parte que llegó a su fin con más disputa que fútbol.
La reanudación arrojaba la duda sobre la duración del fuelle del Mallorca para mantener su elevado nivel de intensidad. El inicio bermellón aparcó esta cuestión, pues un mal control de Dani Rodríguez plantó a Abdón Prats ante la puerta de Remiro sin que el punta mallorquín acertase en el remate. Respondió la Real, otra vez con Barrenetxea como referente. El extremo donostiarra caracoleó y desbordó por la izquierda, la puso al corazón del área y con todo a favor Sadiq golpeó desviado con el pecho, poco ortodoxo, a su estilo.
El nigeriano confirmó su falta de acierto con un remate al lateral de la red cuando tenía todo de cara con el balón rechazado por Greif tras el disparo lejano de Brais Méndez. Tras una primera entrega anodina, el duelo había cambiado tras la pausa, con más ocasiones y alternativas. Se estiró la Real, con un lanzamiento de falta lejana de Brais y Sadiq culminó una noche para el olvido malogrando en el área pequeña un buen pase de Kubo desde la izquierda.
El Mallorca entró en el tramo decisivo del partido en la reserva de energía y su rival lo aprovechó, en busca de un gol que le pusiese la eliminatoria cuesta abajo antes del asalto definitivo en Anoeta. Ya movía la Real el balón con su fluidez habitual, mientras los jugadores del equipo balear perseguían sombras. El Vasco Aguirre, curtido en mil batallas, detectó la grieta y metió en el verde piernas frescas con un triple cambio que reforzó su centro del campo. Consciente de que tal y como se habían puesto las cosas, el empate no era un mal botín, el Mallorca se replegó para defender la igualada, sin que la Real tuviese acierto para discutir un resultado que mantiene las espadas en todo lo alto para Anoeta.
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