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El estadio de La Cartuja vestirá sus mejores galas para acoger un duelo entre dos equipos que presentan estilos casi antagónicos, pero que comparecerán en el recinto sevillano, asiduo escenario de citas de alcurnia de un tiempo a esta parte, con un mismo objetivo: llevar ... a sus vitrinas una Copa del Rey que refrende el proyecto y galvanice a la hinchada del triunfador.
A un lado, el fino Betis de Manuel Pellegrini, una de las grandes sensaciones de la temporada gracias a su apuesta por un fútbol trepidante y ofensivo que durante muchos meses le permitió simultanear tres competiciones y le tiene aún soñando con entrar en la Champions. Al otro, el correoso Valencia de José Bordalás, siempre un hueso duro de roer pese a las sempiternas tiranteces entre directiva y afición que atemperaría un título que le serviría además al cuadro levantino para sellar ese pasaporte a Europa que desde hace semanas se le puso en arameo por vía ordinaria.
Reflejo de las divergentes idiosincrasias de sus técnicos, verdiblancos y blanquinegros afrontan el envite más trascendental del curso con el propósito de remachar con grandeza una competición en la que han tenido que superar serios escollos, pero en la que ahora acarician la gloria con la yema de los dedos. Los de Heliópolis, verdugos en semifinales del sorprendente Rayo Vallecano con un gol sobre la bocina del Panda Iglesias cuando el cruce parecía abocado a la prórroga, persiguen la tercera Copa del Rey de su historia, tras lograr el entorchado en 1977 y 2005, y salir derrotados en las finales de 1931 y 1997. Por su parte, los dueños de Mestalla, ejecutores en la antesala de la final del Athletic con un golazo decisivo de Guedes en el choque de vuelta, aspiran por novena vez a los laureles en un torneo que conquistaron por última vez hace tres años al imponerse al Barça en el cercano Benito Villamarín y que en 1999 ya amarraron en La Cartuja venciendo, de la mano de Claudio Rainieri, al Atlético del fallecido Radomir Antic con un doblete del Piojo López.
La experiencia juega a favor del Valencia, que tiene en sus filas a diez supervivientes de la plantilla que levantó el título más reciente bajo la égida de Marcelino García Toral, en tanto que en las del Betis solo Joaquín resiste del equipo que se proclamó campeón derrotando a Osasuna en la lejana final de 2005 que acogió el hoy demolido Vicente Calderón. El incombustible extremo del Puerto de Santa María, buque insignia a sus 40 años del Betis, se entronizó también tres años después con el Valencia en el mismo templo, pero ahora busca impedir la fiesta de la escuadra en la que pasó cinco campañas y poner así un broche de oro a su dilatadísima trayectoria en la élite.
Todo apunta, sin embargo, a que el eterno capitán verdiblanco tendrá que esperar su turno en el banquillo, porque la principal duda de Pellegrini reside en el nombre del acompañante de Bartra en el eje de la zaga. El Ingeniero, que ha dotado de consistencia defensiva a un Betis que vuela a lomos de la creatividad de Canales y Fekir e intimida con la pegada de Juanmi y Borja Iglesias, tiene, a sus 68 años, la posibilidad de levantar su primer trofeo en el fútbol español, con el que engordaría unas vitrinas en las que lucen títulos abrochados en Chile, Ecuador, Argentina e Inglaterra. Para ello, el trotamundos chileno dispondrá de su once tipo con el propósito de someter al Valencia a través de la posesión y ser quirúrgico en las áreas.
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Un reto considerable teniendo en cuenta que enfrente estará un Valencia que tiene la intensidad como principio irrenunciable que caracteriza a todos los equipos de Bordalás. El técnico alicantino busca un premio que amanse las aguas siempre agitadas en el club de la ciudad del Turia, tras una campaña en la que el cuadro del murciélago ha vivido una auténtica montaña rusa.
La clasificación para la final de Copa pesó en el rendimiento del Valencia en las últimas jornadas de Liga, lo que le ha dejado sin más opciones de acceder a Europa que triunfar en La Cartuja. Una presión añadida pero también un acicate para un conjunto cuya principal duda radica en el estado físico de Gabriel Paulista. El central brasileño se perdió los últimos partidos de Liga por una lesión muscular, pero ha venido trabajando en triples sesiones diarias con el objetivo de estar en disposición de liderar de nuevo la retaguardia de una escuadra que tendría que modificar el plan si no puede saltar al césped. Retrasar a Hugo Guillamón para dar entrada a Ilaix Moriba en la sala de máquinas o cerrar con cuatro serían dos de las alternativas que manejaría Bordalás, que se mostró optimista con el ex del Arsenal. Arriba, buena parte de las opciones del Valencia de volver a tocar el cielo en su ciudad talismán pasarán por el desborde de Guedes y Bryan Gil o el oportunismo de Hugo Duro.
Pudo ganar cualquiera en un duelo tremendo que hizo honor a la gran fiesta del fútbol español, pero fue el Betis el que se llevó el gato al agua en el estadio de La Cartuja gracias a una tanda de penaltis inmisericorde para el Valencia, que remó para morir en la orilla. El conjunto heliopolitano adelantó la Feria en una ciudad con el corazón partido y la tiñó de verdiblanco al abrochar la tercera Copa del Rey de su historia y la segunda para el incombustible Joaquín, el capitán eterno y alma de un equipo que encontró en la muerte súbita desde los once metros la pizca de fortuna que le había faltado en una noche trepidante en la que el cuadro de José Bordalás también hizo méritos para cobrarse el premio.
Bordalás introdujo a Ilaix para contener a los maquinistas verdiblancos y situó a Hugo Duro como escudero de Guedes en el frente ofensivo. Pero el conjunto de Pellegrini desbarató pronto el plan del técnico alicantino aprovechando la profundidad de Bellerín por la banda derecha. El lateral catalán irrumpió como una centella por el costado de Gayà y metió un centro estupendo que Borja Iglesias aprovechó para conectar un testarazo a la red que dejó sin capacidad de respuesta a Mamardashvili.
La tensión dialéctica de los días previos tuvo su reflejo en el flamígero ambiente sobre el césped de La Cartuja. Exigente examen para Hernández Hernández, obligado a templar ánimos para que el espectáculo no se le fuese de las manos. En lo futbolístico, Pellegrini había pulsado una debilidad del Valencia en los balones aéreos y el juego por bandas. La superioridad verdiblanca fue palmaria en la primera media hora, pero el Valencia se sacudió los complejos apelando a su destreza en las transiciones. Abrió Carlos Soler a Ilaix aprovechando la primera distracción del cuadro heliopolitano y el que fuera canterano del Barça filtró al espacio para Hugo Duro, que tuvo la aceleración necesaria para plantarse solo ante Claudio Bravo y la pausa requerida para superarle picando la bola.
Betis
Claudio Bravo, Bellerín, Pezzella, Bartra, Álex Moreno (Miranda, min. 106), Guido Rodríguez, William Carvalho (Guardado, min. 102), Canales (Ruibal, min. 111), Fekir (Tello, min. 111), Juanmi (Joaquín, min. 85) y Borja Iglesias (Willian José, min. 102).
1
-
1
Valencia
Mamardashvili, Foulquier (Musah, min. 100), Diakhaby, Paulista, Alderete, Gayà, Guillamón (Racic, min. 85), Carlos Soler, Ilaix (Correia, min. 79), Guedes y Hugo Duro (Bryan Gil, min. 85).
Goles: 1-0: min. 11, Borja Iglesias. 1-1: min. 30, Hugo Duro.
Penaltis: 0-1: Carlos Soler. 1-1: Willian José. 1-2: Racic. 2-2: Joaquín. 2-3: Guedes. 3-3: Guardado. 3-3: Falla Musah. 4-3: Tello. 4-4: Gayà. 5-4: Miranda.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité de Las Palmas). Amonestó a Paulista, William Carvalho, Pezzella, Guillamón, Alderete, Correia, Borja Iglesias, Carlos Soler y Tello.
Incidencias: Final de la Copa del Rey, disputada en el estadio de La Cartuja ante 53.387 espectadores.
El Betis se repuso con entereza del mandoble levantino y estuvo a punto de irse al descanso otra vez por delante con un disparo de Canales que se estrelló contra la madera tras tocar en Alderete, aunque el Valencia ya había recuperado el pulso y nivelado las fuerzas en una primera parte trepidante.
El paso por la caseta devolvió a un Valencia más valiente y agresivo que pudo desnivelar la balanza al poco de la reanudación tras el rechace de Claudio Bravo a una incursión de Gayà que Hugo Duro desperdició con todo a favor. El litigio había cambiado de signo, con un inspiradísimo y omnipresente Carlos Soler comandando las operaciones de los crecidos blanquinegros y los verdiblancos a la defensiva.
Pasó minutos de sufrimiento el Betis, pero el bloque andaluz tuvo el temple imprescindible para levantarse y volver a rugir. Ayudó el gran momento del Panda, un delantero de apariencia tosca pero técnica exquisita que fue designado como MVP de la final. Un genial giro del compostelano en una baldosa habilitó una ocasión pintiparada de Juanmi que abortó Mamardashvili.
Esa oportunidad espoleó al Betis, que obligó a su rival a achicar agua. Un zurriagazo de Canales y un disparo seco de Juanmi que besó la madera glosaron el padecimiento de los blanquinegros, indultados por el árbitro en una desabrida entrada de Guillamón que debió costarle la segunda amarilla al internacional español de nuevo cuño antes de que a Fekir le negase la gloria Mamardashvili, como luego haría el georgiano en una intervención más ortodoxa ante Borja Iglesias.
El asedio del Betis era incesante, pero de no mediar la aparición de Claudio Bravo el Valencia podría haber impedido la prórroga con una asociación eléctrica entre Bryan Gil, Gayà y Carlos Soler que murió en los pies del chileno. Ahí, en el tiempo suplementario, el miedo a cometer un error fatal y el cansancio atenazaron a los dos aspirantes y los once metros dictaron veredicto a favor del Betis, profeta en su tierra.
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