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Boquete, capitana de la selección española y en el último Mundial y 56 veces internacional, en el aeropuerto de Santiago. Patricia Santos
Predicando con un huevo de avestruz y dos maletas

Predicando con un huevo de avestruz y dos maletas

La semana de Vero Boquete ·

El icono del fútbol femenino emprende su peregrinaje a Utah con hambre de liga americana. La compostelana se prepara con valor y... ayuno

Domingo, 23 de febrero 2020, 00:41

Si la vida de Vero Boquete (Santiago de Compostela, 1987) fuera un hit ochentero, sería 'Voy a mil' que cantaba Olé, Olé. Las pioneras deben predicar con el ejemplo y con la palabra. Y ella, vaya si cumple. Después de tres meses en España ... y unas estimulantes vacaciones con una tribu indígena de Ecuador, la única mujer futbolista en activo que forma parte del equipo de leyendas de la FIFA leva anclas para cruzar el charco. La NWSL (Liga estadounidense de fútbol) aguarda de nuevo al fenómeno gallego. Le ayudamos a hacer el equipaje.

Sábado

8.00 horas. Amanezco en Londres. Volé ayer desde Santiago. Girls United Football Association, una organización que trabaja por la equidad fuera y dentro del campo, y con la que colaboro, ha organizado un 'workshop' y me ha invitado a dar una conferencia sobre lo que conlleva llevar una vida de futbolista profesional. He hecho tantas que tengo callo preparándolas y dándolas. Me he hecho un guión.

15.30 horas. Aprovecho para ver los entrenamientos del Chelsea y del Tottenham. Femenino y masculino.

Domingo

10.00 horas. Solo he estado en Londres para jugar y no he tenido ocasión de conocer la ciudad. Unos amigos del mundo de fútbol que viven aquí me la van a enseñar antes de volar de regreso a casa. Me apetece mucho.

Lunes

«En Santiago vivo con mi padres, Nicasio, que es entrenador de fútbol, y Mercedes, y con la abuela Rosalía en el barrio de San Lázaro. Es la entrada de los peregrinos. Me gusta verlos. Es un orgullo tener algo que tanta gente de tantos países del mundo quieran venir a experimentar».

8.45 horas. Me salto el desayuno. Un par de días a la semana hago ayuno intermitente. 16 horas sin comer. Los deportistas estamos acostumbrados a comer cada tres o cuatro horas y a mi eso me condicionaba mucho mentalmente. Te provoca picos de glucosa y, si no comes, te pones de mal humor. La sociedad está acostumbrada a comer en todo momento aunque no lo necesite. Yo noto que ahora tengo el control sobre la comida y no al revés. Me siento mejor.

10.30 horas. Nuria y Usía son mis mejores amigas. Tienen un centro de entrenamiento personal, que es el mío. Hacemos la rutina que me ha enviado mi club, Utah Royals. Hay un parte de fuerza y otra de carrera.

15.00 horas. Como un poco de arroz con verduras y un huevo de avestruz frito, que viene a ser como dos de gallina. Mi abuela y mi tío tienen avestruces, entre otros animales. Esto es lo bueno de vivir en Galicia.

17.00 horas. Me pongo al ordenador. Estoy haciendo un curso online de distintas metodologías de entrenamiento. En unos añitos, será a lo que me dedique. 23.20 horas. Me voy a la cama sin ver la tele. No ponen nada que me llame la atención. Si acaso, leo un poco. Una novela, una autobiografía -la última ha sido la de Andre Agassi- o un libro de liderazgo. Para ser entrenador hay que saber gestionar grupos.

Martes

8.50 horas. Hoy tampoco desayuno. Hasta la hora de comer, tiro con agua y café.

12.00 horas. A entrenar. En Europa, la comprensión del fútbol es mejor y en los Estados Unidos, más físico. Las jugadoras allí son atletas. No me puedo relajar.

16.30 horas. «Bajo a pasear a Lía. Es un boxer. También tenemos una gata, Rufi. La adoptó la perra. Se la encontró en la calle cuando era un cachorro. La trajo en la boca y se la dio a mi padre. Rufi cree que es un perro. La ha criado Lía, que cree ser su madre. La echo mucho de menos cuando me marcho. La llevaría conmigo, pero mis padres no me dejan. La verdad es que no tendría sentido, pasaría mucho tiempo sola...

18.00 horas. Toca trabajar un poco en el ordenador. Estudio distintas metodologías de entrenamiento en un curso online.

Miércoles

11.30 horas. El Instituto de Brión, en Padrón, a media hora de Santiago me ha pedido que vaya a dar una charla a los estudiantes de la ESO. Quieren una figura femenina de referencia que ayude en la pelea por la igualdad entre los géneros. Los chavales saben que voy, me conocen y me esperan con ilusión. Les cuento cómo empecé en el fútbol, lo que tuve que pasar para poder llegar hasta aquí y respondo a sus preguntas. Me gusta hacerlo.

17.00 horas. «Voy a Compostela Motor, un concesionario local. Son patrocinadores. Cuando estoy de vuelta me ceden un coche mientras estoy aquí. Para mí es perfecto porque no tengo uno propio. Ahora que me marcho se lo devuelvo. De paso me hacen unas fotos.

22.00 horas. Me hago una tosta con aguacate y bien de jamón. Son las últimas lonchas. No puedes llevar ningún sobre en la maleta. En Estados Unidos ya no entras con comida. Bueno, conservas, pero pesan. Esa es la gran pena. En Salt Lake City hay Casa Madrid, pero llamar a eso un resturante español...

Jueves

18.00 horas. Voy a dar la última vuelta con Lía. En el barrio todos nos conocemos y siempre me preguntan si ya me toca irme... Es bonito que te conozcan. A mi la popularidad solo me ha proporcionado respeto, cariño y reconocimiento.

21.00 horas. Mi vida va en dos maletas. Lo que no quepa, ahí se queda.

Viernes

10.45 horas. Embarco rumbo a París y a Salt Lake City, la ciudad de los mormones. Tiene sus peculiaridades pero me gusta. Es pequeña, no hay mucho tráfico y a 15 minutos te rodean las montañas. Estoy tranquila. Desde los 17 he vivido en siete países. Estoy acostumbrada a irme y a estar fuera. En marzo arranca la pretemporada. La temporada va de abril a noviembre. Voy contenta. Estoy motivada para luchar por el título».

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