'Culturalazo': una Cultural histórica elimina al Atlético de Madrid de la Copa

El pitido inicial fue una explosión de decibelios en un Reino de León donde se esperaba con ganas este partido Era una oportunidad de dar un susto a un 'grande', pero los de Simeone venían advertidos. Lo que había sufrido 24 horas antes el Barcelona y el Real Madrid era un 'preaviso' para los atléticos.

Fueron mejores, mucho mejores, los madrileños en el inicio. Igualaron la intensidad y el ímpetu de una Cultural extramotivada e hicieron suyo el choque en los primeros compases. Los atléticos, encontrando en las bandas una vía de agua culturalista, tuvieron los primeros acercamientos peligrosos.

La velocidad de Vitolo y Correa eran dos armas rojiblancas que utilizaron en busca de penalizar el gran espacio que había entre la espalda de la defensa blanquilla y el meta, Lucas Giffard, que repetía en Copa. Así llegó la primera gran ocasión, un mano a mano de Vitolo con el portero francés que el canario enviaba demasiado desviado.

El Atlético era totalmente dominador del partido en estos primeros compases. La Cultural, que quizá no se esperaba una salida tan en tromba de los del 'Cholo', intentaba reaccionar a la nueva situación que se planteaba sobre el césped del Reino y, mientras tanto, seguir viva.

Justo en el minuto 18, el marcado para sacar las banderas de León a 'volar', el que tuvo que despegar los pies del suelo para evitar el 0–1 fue Lucas Giffard. Una gran intervención del meta galo evitó un golazo de Héctor Herrera que, con un disparo con 'comba', hizo peligrar a las telarañas de la escuadra leonesa.

Este fue el punto de inflexión, porque la Cultural comenzó a mejorar a pasos agigantados. La grada se dejó la garganta y las palmas en levantar a los suyos, a lo que contribuyó Antonio Martínez alentando a la afición. La primera oportunidad llegó con un centro de Augusto que acabó en córner tras un remate de Gudiño en el córner.

El paso adelante fue claro. La Cultural 'protegió' su espalda, con una defensa a un nivel imperial en esta segunda mitad del primer acto. El partido se igualó, la Cultural tuvo más balón y el Atlético no estaba tan cómodo. Los nervios empezaban a notarse en un conjunto rojiblanco donde su estrella, Joao Félix, no estaba dando pie con bola.

El ánimo solidario del equipo destacaba, con las ayudas multiplicándose. Querían generar dudas, explotar esa mínima oportunidad de hacer hincar la rodilla al Atlético y la Cultural la buscaba. No tuvo una gran ocasión, pero superado el minuto 20 apenas sufrió. Lo único que preocupaba en el vestuario local era poder mantener el nivel de exigencia durante todo el partido, porque el desgaste estaba siendo importante.

Tras el paso por vestuarios, el dominio volvió a ser rojiblanco. Solo un pase al hueco de Martínez al que no llegó Augusto cuando estaba solo ante Adán inquietó a los visitantes, que estaban comenzando a tener sensaciones similares a las del inicio del partido, en parte gracias al primer cambio realizado por Simeone, dando entrada a Thomas en lugar de Herrera. El argentino no se fiaba y sacaba a otro de los habituales titulares para superar a la Cultural.

Aun así, cada acercamiento leonés era una fiesta. Y estuvo a punto de serlo más en un córner botado por Luque, rechazado por los rojiblancos en el primer palo y que Sergio Benito, a centímetros de la meta, cabeceó levemente alto. Las manos en la cabeza era el gesto más repetido en el Reino. La Cultural la había tenido.

La respuesta no se hizo esperar. Vitolo, de nuevo, se quedó solo ante Lucas pero el francés scó una mano abajo prodigiosa para evitar el gol. La gran ocasión leonesa había sido replicada, y de qué manera, pero el portero culturalista no pudo hacer nada en la siguiente oportunidad rojiblanca donde Correa anotaba el 0-1 y enfriaba, más allá de lo meteorológico, la grada leonesa.

No bajó los brazos la Cultural y Aira no dio el partido por perdido Ni mucho menos. Su siguiente cambio Dioni en lugar de Luque, dejando claro que iba a por el empate. No solo estaba en juego la Copa, también la imbatibilidad del Reino de León.

Fueron minutos para la Cultural, instantes donde presionó arriba, tuvo la pelota e intentó llegar. Con sus armas, los de Aira lo buscaban, querían incomodar al Atlético y evitar que la predicción más lógica se cumpliera. Y la apuesta del berciano fue todavía mayor retirando a un lateral, Aitor, para dar entrada a un centrocampista como Sergio Marcos.

Las internadas por la banda derecha, defendida por Manu Sánchez, empezaban a generar más a más peligro, con Kawaya y Gudiño volcando el campo y el fútbol por ahí, obligando al Atlético a achicar agua como pudieran. El premio llegó. Merecido. Un centro cerrado de Kawaya fue rechazado por Adán, intentó rematar Gudiño pero el rechace llegó a Castañeda que de volea, casi simulando a Zidane en Glasgow, empató el partido e hizo estallar al público mientras el vasco, loco de alegría, corría celebrando el tanto. Minuto de éxtasis en el Reino.

El partido pasó a ser una locura. El Atlético quería marcar y dejar la eliminatoria ya resuelta, la Cultural estaba lanzada anímicamente. La tuvo Saponjic, pero un imperial Virgil se cruzó entre su disparo y la portería para evitar el gol. El peligro corría de área a área, pero es cierto que el Atlético parecía tener más pólvora porque Lucas, de nuevo, sacó un remate en el área de Saponjic y, en el córner, voló, nadie sabe cómo, para evitar el 1-2. Con todo ello, se llegó a la prórroga.

Nada más empezar llego el primer cambio, obligado por la fatiga de un ovacionadísimo Martínez, por Alfonso, pasando Éric Montes al lateral derecho. Ahora, los nervios y las prisas eran rojiblancos, que no querían unos penaltis con infausto reciente recuerdo.

El Cholo tenía que apurar sus opciones, dando entrada al delantero Camello en lugar de Llorente. Estaba claro: el Atlético se iba al ataque y la primera consecuencia fue la aparición de Joao Félix, por primera vez en el minuto 99 para, tras recortar a Alfonso, enviar su disparo alto.

Los rojiblancos estaban volcados, pero apareció otra vez Lucas Giffard, que había llenado su depósito de confianza para una noche histórica. En un córner, Saúl cabeceó solo en la frontal del área pequeña, pero la mano del inquebrantable portero francés apareció de nuevo para frustrar las ilusiones atléticas.

Pero la ilusión estaba intacta en el otro bando. En la segunda mitad de la prórroga, llegó la explosión total de júbilo. A la contra, el agua donde mejor navega la Cultual y el mar que buscaba el barco de Simeone, llegó el gol. Dioni dirigió, cedió para Gudiño y el argentino, con un toque sutil, le puso el balón a un Sergio Benito que remató con el alma para poner el 2-1. La locura fue total. Algunos se pellizcaban, no se lo creían. Otros, simplemente, disfrutaban. Era un día para la historia.

Tuvo que aguantar la Cutural, porque el Atlético atacó con todo y Giffard y la defensa brillaron, dejando claro que un equipo de la parte alta de Segunda B planta batalla. Y de qué manera. La tuvo Gudiño, de nuevo a la contra, mientras los rojiblancos seguían forzando la situación todo lo que podían en busca del gol pero las piernas, las pulsaciones y las cabezas se multiplicaban en una Cultural a la que, hasta la fortuna, sonreía.

Soportó el asedio, aguantó lo indecible. Porque la Cultural creía. Lo había demostrado yendo por detrás en el marcador, más aún cuando estaba por delante. Sufrió, como está también en el ADN atlético, pero lo consiguió. Un gigante cayó en León, el Atlético del Cholo hincó la rodilla ante un sublime equipo de Aira que se acostumbra a soñar despierto.