La Pizarra de Ramón: esclavos de una idea

Pero ayer tuvo dos horas para apartar todas esas discusiones, centrarse en el equipo de su ciudad o provincia y, principalmente, de volver a alegrarse y pasar un buen rato en el Reino, donde la Cultu confirmó el positivo conseguido en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, hace pocos días. Porque la competición no para y va a una velocidad que da vértigo.

Y he querido empezar con esta reflexión para presentarle la sensación que dio ayer el equipo visitante, con una idea muy clara desde el silbido inicial, aunque eso generara dudas o en algunos casos, facilitara la llegada a su área del equipo leonés.

El equipo leonés puso en liza un once con algunos cambios, pero patrones de juego ya vistos, y aprendidos de memoria: variación de pasillos en ataque predominando encontrar lados de medio centro en ataque, y presión alta sin balón, replegando si son superados.

Vistos los planes de ambos conjuntos, más el dibujo utilizado por el equipo andaluz, con un medio centro y dos volantes muy variable, se presentaban dos escenarios que el equipo local supo aprovechar a la perfección.

En este punto es donde le quiero insistir en hasta dónde ser fiel a una idea. Y es que el club dirigido por Salva Ballesta, desde el silbido inicial trató de tener el mayor número de porcentaje de posesión posible.

Inicio en corto, participando mucho el portero, con un medio centro y un volante muy cercanos a la salida. El objetivo es ir superando las líneas de presión rival encontrando a un jugador libre y que ya conduzca. La jugada anterior no importa, y el plan es claro, y abandonarlo no es una posibilidad.

En el primer tramo de partido, fueron muchas las recuperaciones del equipo defensor, la Cultu. La primera gran ocasión fue tras un robo en una filtración del guardameta sobre el centro, y tras pase del recuperador, Blesa lanzó un gran tiro que finalizó en córner.

Insistía el rival, alternando a veces golpeos sobre su delantero centro, siempre con la sombra de uno de los centrales culturalistas, en esa idea, e incluso la situación del terreno por el agua, no les favorecía, tampoco a la Cultu.

Blesa y Claudio empezaban la presión sobre portero y dos centrales, y detrás de ellos se sumaba Tarsi, incansable, a extremos para hacer una línea de tres. Si la intención era jugar por dentro, Percan y Alarcón disuadían ese pase situándose más por dentro. Y si el balón iba a un costado, basculaban y el 17 leonés cerraba conexión con el medio centro o volante cercano, basculando todo el equipo.

En los treinta minutos primeros hubo mucho éxito defensivo, llegando por el camino corto a la portería rival, finalizando en tiro muchas jugadas.

Todo esto producía que se repitiera de nuevo el mismo escenario, un conjunto andaluz que de nuevo debía crear su ataque desde propia portería, a casi 100 metros de distancia de la rival.

Con balón en inicio, el camino largo, el equipo leonés produjo muchísimas dudas en la presión rival.

No piense ahora en la línea de cuatro defensores andaluz. E imagine a un medio centro, con dos volantes por delante, y dos extremos más delantero. Lanzaban la presión con el nueve, y a veces con extremo o volante. Todo esto lo manejó la Cultu a la perfección.

Tanto Tarsi como Jesús Álvarez alternaban para ayudar, incluso perdiendo altura y colocándose con centrales. Si el que saltaba a presionar era un extremo, cualquiera de los tres (dos centrales más medio centro) filtraba pase dentro para a un toque liberar al lateral que se encontraba solo. Si era el volante el que saltaba, aparecía el espacio en lados de medio centro, donde Blesa más uno de los extremos, recepcionaban con mucho espacio para atacar.

Generó muchas dudas esta situación en el rival, que a veces incluso hundía a volantes y extremos perseguían, con lo que era uno de los medios centro el receptor ya con libertada para girar.

Todo ello derivó en dominio en campo rival, con circulaciones de lado a lado, que en muchas ocasiones acababan en centros muy peligrosos, con rechaces o segundas jugadas, 1-0 de Claudio.

Como bien sabe, lo descrito anteriormente se observó principalmente en la primera parte y algún tramo de la segunda.

Con el dos cero en contra, y los cambios, el San Fernando dio un paso al frente, y trató de hundir con más verticalidad en pases y conducciones a la Cultural.

Sus ocasiones aparecieron fundamentadas en la alta calidad de la plantilla, con alguna jugada individual, pases de otra categoría, o asociaciones rápidas. Pero el grueso de sus llegadas partía desde fuera, con centros laterales.

Y de nuevo quería insistir en la gran defensa de este aspecto tan importante del juego. En frente había grandes especialistas, tanto en centros, como en remates, ya sea estando o llegando.

Se lo comentaba en algún artículo anterior, y es que desde el primer día ante el Badajoz, el nivel de concentración y actitud de la línea defensiva, portero, medios centro, focalizando en centrales, es altísimo cuando el cuero ya cae hacia un lado.

A día de hoy parece improbable que un atacante rival disponga de un metro, ya no dos como dispuso Claudio en la segunda parte bajando el balón con el pecho y rematando, en el área leonesa.

Y esto no para, el sábado nueva posibilidad de conseguir positivos en otro bonito escenario.