La perseverancia hace imparable a la Cultural

Con suspense, épica, pero mucho merecimiento. La Cultural sigue lanzada, soñando a lo grande y batiendo marcas de todo tipo. Un gol de Txus Alba en el minuto 95 dio los tres puntos a los leoneses en un partido donde un Tarazona que brilló en defensa resistió estoicamente, pero sin premio (2-1).

Con las emociones aún presentes de la tradicional romería de San Froilán, León se encomendó a otra de sus fes, la Cultural, que tenía ante sí el reto de seguir con su paso dominante por la categoría en busca del mejor inicio de temporada de toda su historia. Para ello, Llona devolvía la batuta del equipo al binomio Barri-Bicho con Artola y Manu Justo en ataque.

Los leoneses dominaron el partido de cabo a rabo. Era el escenario previsible ante un Tarazona que destaca por sus grandes dotes defensivas, su orden y su solidez en el bloque bajo. Los aragoneses lo demostraron y con sacrificio, trabajo y fortaleza, frenaron a la Cultural.

Pero el equipo de Llona, lanzado y propulsado por los resultados, atacaba y atacaba, confiado de sus posibilidades. La primera genialidad la generó Barri, en el minuto 11, con una dejada de espaldas para Manu Justo que acabó en córner. Así, con jugadas imprevistas e imprevisibles, los leoneses tenían que ir derrumbando el muro turiasonense.

Y es que el escenario estaba claro. Por momentos, todos los futbolistas salvo Bañuz estaban en campo del Tarazona. El guion del choque estaba claro, con una Cultural paciente, moviendo el balón de lado a lado y encontrando con relativa facilidad a Calderón y Álvaro en las bandas.

Pero, en este tipo de partidos, cualquier mínimo error puede ser fatal. Y la defensa culturalista, que está rayando a gran nivel, quizá estuvo algo blanda para frenar a Fuentes en el minuto 22. El delantero visitante se fue llevando rebotes, rechaces y, a trompicones, se quedó solo ante Bañuz: el palo evitó el gol. Pero la segunda acción fue para el Tarazona de nuevo, el balón cayó a Fuentes y, esta vez, no falló.

El 0-1 no aguó el ánimo de la grada. El culturalismo quiso devolver en forma de vítores, de apoyo y de aplausos el gran inicio de temporada de los suyos. Lejos de pitar, resignarse o quejarse, como es habitual en muchos otros casos, el Reino tiró de su equipo en un escenario nuevo este curso: ir por debajo en el marcador.

La Cultural no perdió el foco y siguió haciendo su partido con un Tarazona que, incluso, había dado otro pequeño paso atrás a la par que comenzaba ya a perder tiempo. Los leoneses ensancharon el campo y buscaron las cosquillas a los visitantes.

Calderón tuvo la primera clara con un remate de cabeza que un defensa sacó bajo palos. Acto seguido, el albaceteño puso un centro que Bicho, a bocajarro, casi convierte en el empate, pero otro futbolista rival desvió lo justo para evitar el tanto.

Eran minutos de asedio, de bombardeo culturalista que encontró, esta vez en Fuoli, el meta del Tarazona, el muro que le privó del gol. Otra vez Calderón, que se encontró un balón suelto en el área, estuvo cerca del gol.

El hombre destinado a esa labor era Manu Justo. En el minuto 40, a centro de Álvaro, el gallego ejecutó un precioso y difícil remate en el primer palo, abriendo el tobillo, que envió el balón al segundo palo, inalcanzable para Fuoli: la Cultural se había levantado.

En el tramo final de la primera mitad trató de aprovechar esa inercia para completar la remontada antes del descanso. Y Artola, a centro de un Álvaro brillante un día más, la tuvo, pero su cabezazo acabó en las manos del portero. Esta Cultural no solo tenía fútbol, gol y calidad, también carácter para levantarse cuando venían mal dadas.

El guion fue el mismo en el inicio de la segunda mitad, con la Cultural abriendo mucho el campo, buscando llegar a línea de fondo y encerrando a un Tarazona al que, por lógica, por haber jugado el miércoles un partido en unas condiciones poco propicias para practicar este deporte, se le tenía que ir acabando la gasolina.

Si algo tenía esta Cultural era perseverancia. Seguía intentándolo, buscando el gol. En especial un Calderón que, aunque poco acertado de cara a portería, lograba generarse ocasiones. El albaceteño, en su mejor partido de esta temporada, tuvo otras dos opciones más de lograr el 2-1.

El partido era un acoso y derribo. El Tarazona, en torno a su área, se defendía, con orden y maestría, de los ataques de la Cultural, incesantes y que no perdían la fe pese a lo difícil de desenmarañar el tejido defensivo de los de Juanma Barrero.

Arriesgó Llona. No quedaba otra. Colocó a Calderón de carrilero para sumar otro hombre al ataque, Txus Alba, en busca de ese toque de magia diferencial que rompiera la defensa turiasonense.

Era un ejercicio contra la desesperación por la impotencia, el marcador y las continuas pérdidas de tiempo del Tarazona, que jugaba con todos los elementos posibles para amarrar el empate. La tuvo Álvaro, quizá la más clara, con una falta escorada que puso en el larguero cuando quedaban tan solo cinco minutos para el final.

No cesó la Cultural en su empeño. La muralla del Tarazona seguia en pie, aguantab los numerosos envites leoneses. Kevin Presa desde fuera del área o Rodri, en un córner que remató en el segundo palo, lo intentaron.

Pero el destino, que este año sonríe sobremanera a la Cultural, le tendría preparado un desenlace soñado. En la última jugada del partido, mientras todo el estadio pedía penalti sobre Rodri, Txus Alba cogió el balón rechazado para ponerlo en la escuadra. Gol. Éxtasis. Explosión de alegría. La Cultural sigue ganando, de la manera que sea, pero ganando. Y nunca había empezado tan bien. Eso sí, lo importante es como termine todo pero, parafraseando a los Sexy Zebras, dejen que pase lo que tenga que pasar.

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