La ilusión se transforma en triunfo

Las horas previas al partido se respiraban entre el culturalismo como si fuese la semana previa a las fiestas patronales del pueblo: ilusión, ganas de que llegase el momento y una impaciencia evidente. La pretemporada y el clima generado en torno al proyecto de Llona ha alimentado a un culturalismo que sí, un año más vuelve a 'caer en la trampa' de ilusionarse.

Pero parece que hay que argumentos para hacerlo en esta ocasión. O eso anhela el culturalista. Y el inicio de partido en Fuenlabrada, ante un teórico rival que puede estar en la mitad alta de la tabla, fue una evidencia más.

Con un once donde sorprendió la no inclusión de Aarón Rey en el mismo, Llona ordenó a sus jugadores hacer lo que se esperaba de ellos: dominar, presionar arriba y ser dueños y señores del partido.

Así lo hizo el cuadro leonés, dominador y autoritario con balón, siendo capaz de ensanchar el campo y llegando. Ante todo llegando, con más o menos precisión, pero probando al meta local Belman.

Samanés y Kevin Presa dispusieron de los primeros remates del partido con un gran protagonista: Joseba Muguruza. El lateral donostiarra era un carrilero, o casi un extremo en ataque. Y esta era la fase habitual del partido: los de blanco tenían la pelota. Muguruza llegó una y otra vez por su costado, generó superioridades y envió muchos balones al área.

La sensación era que la Cultural merecía algo, que se estaba ganando una alegría. El dominio era claro, los méritos para adelantarse ya eran numerosos y sólo faltaba la guinda del gol. La puso el hombre llamado a liderar este aspecto en el cuadro leonés, Guillermo Fernández.

Muguruza, una vez más, logró superioridad por su banda y puso un gran centro al área que el delantero vasco cabeceó para anotar el primer tanto leonés de la temporada. Ahora sí que sí, la ilusión culturalista, que necesita poco para crecer, se disparó.

Lejos de conformarse con el marcador, la Cultural siguió con su plan. No dio opción a un Fuenlabrada que, cuando podía salir con el balón, sabía que no podía fallar ante la verticalidad al contragolpe del equipo leonés: así se lo hizo Samanés en una rápida acción que acabó con un disparo del navarro que taponó la defensa azulona.

Sólo un disparo de Raúl Hernández que repelió de puños Miguel Bañuz inquietó algo a una Cultural seria, autoritaria, con las ideas claras y que, ante todo, estaba jugando bien al fútbol. Al descanso, los leoneses mantenían su ventaja.

Tras el descanso, el Fuenlabrada apostó por el exculturalista Sergio Benito y los madrileños dieron un paso adelante que se tradujo en acercamientos peligrosos del propio delantero con pasado en la Cultural y del carrilero Sotillos.

Llona se percató, y trató de paliarlo con un doble cambio - dando entrada a Aleix Coch y Aarón Rey -, pero el cuadro local seguía llegando más y mejor que en la primera mitad ante una Cultural que empezaba a sufrir.

Los leoneses, poco a poco, se fueron quitando ese dominio de los azulones para igualar de nuevo el partido e, incluso, amenazar, por medio de Guillermo y otro remate de cabeza, la portería de Belman.

Aun así, el Fuenlabrada tuvo la mejor ocasión en el minuto 72 con un centro de Sotillos que Durán, incorporado desde segunda línea al ataque, cabeceó el balón al poste. La Cultural se había salvado, pero debía de cambiar el guion del partido.

Pero siguió peleando el Fuenlabrada, que la volvió a tener en la cabeza de Manu Lama en un partido en el que la Cultural iba a acabar sufriendo. Para tratar de cazar un contragolpe, Llona dio entrada a Dorian en unos miutos de agobio para el conjunto leonés.

Supo sufrir la Cultural, que en los últimos minutos no recibió grandes ocasiones pese a que se mantuvo ese asedio fuenlabreño en el que los de Llona sacaron una gran versión defensiva para mantener la portería intacta.

Pudo matar el partido el conjunto leonés por medio de un contragolpe que Dorian no supo finalizar y, hasta el último minuto, sufrió, con un córner botado por los madrileños que no encontró rematador.

La Cultural empieza ganando y a domicilio con una versión sensacional en la primera mitad, venida a menos por el paso adelante del rival en la segunda parte. Pero, lo que cuenta, son los puntos y los de Llona empiezan sumando tres.