No es fácil cambiar los sentimientos y, sobre todo, las etiquetas. No es fácil reenganchar a una ciudad como León a la pasión por el fútbol, a una ciudad que estaba desencantada por este deporte.
Este es el legado de De La Barrera. Más allá del ascenso, histórico e importantísimo, más allá de volver a ilusionar al culturalismo. El gran logro del coruñés ha sido conseguir que en León se hable de fútbol, como se hacía antes, pero con un matiz: el Barça, el Madrid o el Atlético quedan apartados; la Cultural es el centro de conversación.
Consiguió que la Cultural pasara de ser ese niño al que eligen el último a la hora de jugar un partido en el recreo a ser el capitán del equipo.
¿Cómo lo ha conseguido? Con buen fútbol, resultados y un discurso prudente en su primera temporada. Llegó a León y en su primera entrevista con leonoticias aseguró que su gran reto era ver el Reino de León lleno.
Lo logró. Una, dos, tres... hasta cinco veces en la primera temporada. Un estadio que, salvó ocasiones excepcionales, nunca había colgado el cartel de 'no hay billetes', lo consiguió de la mano de De La Barrera.
Es cierto que, quizá, no se ha marchado con el mejor sabor de boca posible. El descenso a Segunda B y el conocimiento de su adiós, rumbo a San Sebastián, antes de tiempo, han empañado todo.
Pero es imposible olvidar lo que ha logrado. La Cultural le recordará durante mucho tiempo. Más allá del ascenso y de dos temporadas de ilusión, su gran legado es dejar al fútbol en la cumbre del deporte leonés, una posición que siempre había soñado y que nunca había alcanzado.
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