Luis Ballesteros, en la entrevista con leonoticias. Ana G. Barriada
Luis Ballesteros – exjugador (1984-2000)

«Echo de menos el olor a puro de La Puentecilla. Era fútbol en esencia»

Embajador del club en la actualidad, es una de las caras más reconocibles del culturalismo, siendo jugador en distintas etapas, todas ellas con penurias económicas: «Nunca pensabas que ibas a llegar a jugar en el equipo de tu ciudad»

Sábado, 5 de agosto 2023, 09:30

Con una de las camisetas que defendió en su largo periplo por la Cultural y Deportiva Leonesa, Luis Ballesteros (1966) recuerda su historia con este club. Desde que era niño y soñaba con jugar en La Puentecilla hasta que lideró al equipo leonés para ... jugar, 22 años después, una nueva fase de ascenso a Segunda División.

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«Para cualquier niño de León en mi época, la Cultural era lo más grande. Y hoy creo que lo vuelve a ser», explica a leonoticias Ballesteros recordando su paso por el club leonés, una pequeña parte de los 100 años de historia de la entidad culturalista.

Sus primeros recuerdos culturalistas son cuando era recogepelotas, que era «la manera más fácil de entrar gratis al fútbol». «Esperaba a la gente de mi barrio, Michaisa, que iba al fútbol. Me iba con ellos en coche unos 25 minutos antes del partido. Recogía todos los balones que caían por ahí, me manchaba todos los zapatos de barro y mi madre me echaba la bronca. Pero era una gozada ver a los jugadores que veías en el periódico jugando delante de ti», señala.

Un fútbol diferente: «Se ha perdido la esencia»

Para Ballesteros, la Cultural debe de ser «un aliciente» para la ciudad y reclama esa lealtad al equipo de tu ciudad «que sí se ve en Inglaterra, por ejemplo». Sigue muy ligado al club, como embajador y en el equipo de veteranos, lo que es «una gozada». Porque, para Ballesteros, explicar el porqué del sentimiento culturalista es complicado y sencillo a la par: «Nos va la marcha». «Hace poco estuvimos en Segunda y fue una gozada para todos. Ahora, la Primera RFEF es una categoría preciosa y creo que cada vez hay más gente que es de la Cultural. Lo notamos en los colegios, cada vez más niños van con su camiseta de la Cultu», señala.

En lo que sí incide el exfutbolista leonés es en lo que ha cambiado el fútbol. Recuerda y añora La Puentecilla donde, «pese a ser antitabaco, echo en falta ese olor a puro que había allí, al pipero que llevaba las pipas para fumar en la grada». «Ahora es todo más marketing y se ha perdido parte de esa esencia», insiste.

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«No tiene nada que ver con lo de ahora. No había ninguna comodidad, era todo cemento, se respiraba futbol por los cuatro costados. La gente estaba de pie, con ese famoso marcador 'dardo' simultáneo que era de madera y te marcaba con un punto los penaltis, cambiaba los resultados… Era la esencia del fútbol. Nosotros, los jugadores, poníamos hasta los aspersores», asegura.

Su debut ante Míchel con 17 años

Una de las grandes historias de la carrera de Ballesteros fue su debut. En mitad de los 80, el Real Madrid realizaba la pretemporada en Cabeza de Manzanera, en la provincia de Ourense, y los hermanos Rabanal, que estaban al frente del club, tenían una gran relación con el presidente madridista, Ramón Mendoza, por lo que, durante dos temporadas, el Real Madrid jugó un amistoso en León.

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«Yo era juvenil y me llaman para jugar aquel partido. Recuerdo que, si el partido era a las 20:00 horas, yo ya estaba a las 17:00 horas en La Puentecilla para coger sitio (risas). Jugué una parte, en la misma banda que un tal Míchel, por lo que no toqué ni un balón. Pero fue una experiencia increíble», explica.

Luis Ballesteros, durante la entrevista con leonoticias. Ana G. BarrIADA

Aquel partido supuso un cambio en su vida, puesto que Ballesteros trabajaba en una conocida zapatería de la ciudad (Ángel Martínez) «por 42.000 pesetas mensuales». «Al día siguiente, los hermanos Rabanal me llamaron al despacho con la posibilidad de dedicarme en exclusiva al futbol. En aquella época, el dinero no sobraba en casa, pero tomé la decisión de dejar el trabajo. Siempre estaré agradecido por aquella oportunidad que me llegó con 17 años», rememora.

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Las penurias de su etapa en la Cultural

El Sporting y el Real Jaén marcaron su carrera antes de regresar en 1993 a la Cultural, en una situación muy delicada económicamente, en la que el Ayuntamiento de León «nos ayudó muchísimo en todos los aspectos».

«Salimos varias veces a la calle a protestar, vendíamos rifas para poder cobrar… pero había muchas penurias. Yo era el capitán y muchos compañeros me preguntaban '¿cuándo cobramos?'. En el club me decían que la semana siguiente, yo lo trasladaba y no llegaba el dinero. Nosotros, que éramos de aquí, no teníamos mayor problema porque en casa íbamos a tener un plato de lentejas, pero los que venían de fuera lo pasaban realmente mal. Hay que valorar realmente cómo está el club ahora», explica.

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Luis Ballesteros (fila superior, derecha), en el playoff de ascenso a Segunda de 1998, en el Miniestadi de Barcelona.

Junto a su debut, Ballesteros recuerda con especial cariño el último partido en La Puentecilla, el 30 de octubre de 1998, en el que el cierre fue inmejorable: triunfo 4-1 ante el Barakaldo con dos goles suyos y fuegos artificiales para despedir a la que fue la casa culturalista durante más de 40 años.

Ahora, su deseo con el club blanquillo está claro: «Mi problema es que viví desde dentro el ascenso a Segunda hace muy poquito y fue un boom. Y ese es mi anhelo: repetir aquello». Pese a todo, Ballesteros, que las ha vivido de todos los colores en la Cultural, reclama valorar el estado actual de la Cultural y disfrutar cada temporada en una categoría «tan bonita como la Primera RFEF».

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