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Hace un par de años, una «amenaza» se cernía sobre el fútbol tal y como lo conocemos: la Superliga. Los estamentos de este deporte saltaron y, apoyados en el lema 'Football is for the fans' (el fútbol es para los aficionados), izaron la bandera de la defensa de las distintas hinchadas.
Como muchos se temían, era una simple fachada. Ni los dirigentes actuales del fútbol ni los promotores de la Superliga tenían un interés real en el aficionado. Es más, es el que menos importa en este negocio. Porque el fútbol ha dejado de ser sólo un deporte para ser un negocio.
Y se empeñan en demostrar, día tras día, que el que menos importa es el aficionado. En el primerísimo nivel, ya se ha demostrado, con horarios de partidos pensando más en el mercado asiático que en la afluencia de las aficiones locales a las gradas.
El fútbol en lunes y viernes ya está prácticamente asumido en Primera y Segunda División. Y todo por orden del dinero, quién si no. Después ha llegado el 'nuevo' Mundial de Clubes o la nueva Liga de Campeones con más partidos: a más jornadas, más dinero, la ecuación es sencilla.
Y este virus, también, toca al fútbol semiprofesional, o como queramos calificar a Primera RFEF, donde el grado de profesionalización, en los clubes, es muy alto. Es más discutible llevar esta afirmación a una competición en la que el operador de televisión que emitiría sus partidos se anunció dos días antes del primer partido.
Ahora, la Primera RFEF se juega también los viernes. ¿Por qué? Simplemente, para ganar audiencia en estas plataformas que emiten los partidos. Nunca para favorecer la presencia de aficionados en la grada que es, realmente, la esencia del fútbol. Porque el fútbol sin aficionados, como articulaban los defensores del 'Football is for the fans', no tiene sentido. No contentos con ello, en Primera RFEF se han 'inventado' un nuevo horario: a las 15:30 horas, muy propicio para favorecer que el aficionado local pueda ir al estadio.
Y la Cultural, que parece un conejillo de indias para estos nuevos horarios, ya se ha comido un viernes en casa – y la afición ha respondido bastante bien – y ahora le tocará un domingo a las 15:30 horas. Todo pensado en el hincha.
Como lo era programar un partido asequible para desplazarse, en Zamora, un viernes – la oposición de ambos clubes dio el brazo a torcer a la RFEF – y otro, a Salamanca, un sábado a las 21:30 horas.
La ilógica de los horarios, pensados para cualquiera menos para el aficionado, no es nueva, ya se vivió la temporada pasada, pero lo del inicio de curso se lleva la palma. Football es for… ¿for quién?
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