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La propuesta del entrenador, David Cabello, no acaba de convencer ni de encontrar los resultados anhelados y necesarios. Peio García
Cultural: una propuesta sin equipo, un equipo sin defensa

Cultural: una propuesta sin equipo, un equipo sin defensa

En la campaña más importante, en la previa de una reestructuración que complicará la digestión de las categorías en el fútbol nacional, la Cultural no acierta con su camino. Sus errores tienen nombres propios

J. Calvo

León

Martes, 1 de diciembre 2020, 11:41

En la campaña más importante, en la previa de una reestructuración que complicará la digestión de las categorías en el fútbol nacional, la Cultural no acierta con su camino.

No es un mal nuevo, ni inesperado, en realidad era algo previsible porque el club ... capitalino ha errado sin descanso desde que descendiera de la Segunda División.

La Cultural, soportada por la Academia Aspire (a la que en algún momento habrá que hacer un monumento en la ciudad), ha invertido ingentes cantidades económicas en un sueño por el momento imposible.

El fútbol es complicado, y eso es evidente, pero existe una parte estructural, de club, que resulta controlable y hasta previsible. Hay en la gestión una capacidad real de minimizar los errores, de arrinconar espacios para el azar, de estructurar capacidades para encontrar el camino más corto hacia el éxito final.

Ni va, ni carbura

Y en esa parte la Cultural no va, no carbura. No va desde hace tiempo el mismo tiempo en el que el club, la sad, gira y gira como una peonza sin saber dónde se encuentra el norte o el sur en su parte profesional, en el primer equipo.

Ricard Pozo, su director deportivo, ficha grandes jugadores para la categoría, pero no sabe construir un equipo. Fichar buenos peloteros con el talonario en la mano no es complicado y el error no suele ser muy elevado. Otra cosa es saber hacer equipos y de eso, la Cultural, va muy justa.

Tampoco ayuda el entrenador, Cabello, superado como tantos otros por la situación, metido en un embudo que no le permite ver la realidad de su plantel. Tiene buenos jugadores y buena propuesta, pero no tiene los jugadores para su propuesta, que se derrumba desde los cimientos. Mal asunto.

De nuevo, y viene de lejos, la Cultural se ha olvidado de una lección extraordinaria ofrecida a modo de clase magistral por Fuenlabrada o Ponferradina, dos espejos que no parecen una mala referencia: los equipos se crean desde la raíz, se hacen desde la portería y la defensa, todo lo contrario de lo que hace la Cultural.

Lo que falta: un gran portero, un gran central y un gran mediocentro

Al equipo de Cabello le falta un portero, un central y un mediocentro. Tres elementos clave, tres jugadores con jerarquía, tres puestos que -curiosamente- fueron determinantes en la campaña del ascenso y que desde entonces nunca más se han vuelto a cerrar con mínima coherencia deportiva.

El proyecto, el nuevo, el más importante, el que se enfrenta a la campaña más comprometida (cuatro ascensos entre 102 equipos) viaja sin argumentos: no tiene el plantel que necesita, no tiene el entrenador que necesita y no sabe el camino que debe seguir.

Eso sí, el equipo ya tiene planificado el mercado de invierno: fichará un delantero, la peor solución para un plantel que se ahoga cuando se mueve por detrás del balón.

Queda, como a alivio, el enorme empeño de la entidad por su cantera. La Cultu, torpe a la hora crear el proyecto de su primer equipo, es ejemplar en las categorías inferior. Poco alivio cuando de lo que se trata es de meter la cabeza en el fútbol profesional.

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