El noble arte de resucitar rivales

Nadie sabe qué lleva esa cantimplora, pero sospechan muchos que es una pócima como la que portaba Astérix y daba una fuerza tremenda, pero limitada, a aquel que la tomaba. Quizá esa sea la explicación más lógica, por irreal que parezca, para entender cómo la Cultural resucita, semana tras semana, a sus rivales.

En esta ocasión lo ha hecho con el Córdoba, que pasó por encima de los leoneses en la primera mitad, y no se vio exigido en la segunda para derrotar 2-0 a los de un Edu Docampo que no encontró soluciones, ni las vio en el banquillo, para dar la vuelta a la situación.

Con una plaga de bajas en defensa a última hora (Saúl, Trigueros y Amelibia) que se sumaban a las ausencias ya conocidas de Jesús Álvarez y Castañeda, Docampo apostó por lo que reclamaban tantas voces, poner a Percan de 'nueve' y dejar la banda derecha a Kawaya.

Con esta propuesta, la Cultural salió al césped del Arcángel en un duelo de necesidades, de equipos 'peleados' con el gol y las buenas noticias en las últimas semanas y donde uno de ellos podía salir reforzado y, el otro, hundido.

Desde el comienzo, el Córdoba parecía más decidido a ser el contrincante reforzado. En el primer minuto de partido, Puga tuvo la primera gran ocasión del encuentro tras una pared con Casas que acaba con un disparo excesivamente cruzado.

Era una declaración de intenciones de los de Germán Crespo... y un aviso a la Cultural de que ese no era el camino. Pero los leoneses, como el mal estudiante, no hicieron caso a esta advertencia y a las primeras de cambio, en el primer 'examen parcial', recibieron el primer mazazo.

Kike Márquez, en el minuto 6, recibió entre líneas, avanzó, y conectó un potente disparo a la escuadra que Salvi no pudo detener. El Córdoba se adelantaba, el Arcángel extendía sus alas, y la Cultural reforzaba su pesimismo.

No fue capaz de reaccionar el equipo de Docampo. Pese a su intento de presión alta en el inicio de partido, ineficaz ante la facilidad con la que los andaluces superaban líneas culturalistas sin aparente esfuerzo, el plan de Docampo parecía hacer aguas, sin encontrar una solución a esta mala salida al encuentro.

Bajó levemente el ritmo y el asedio el equipo andaluz, también condicionados por la nula exigencia defensiva que les estaba obligando a realizar la Cultural, inédita en ataque. Percan anotó, en el minuto 9, pero en fuera de juego, en la única acción en la que el meta local, Carlos Marín, vio el balón cerca en los primeros 20 minutos.

La debilidad de la Cultural era manifiesta. Las grietas en el estado anímico y en la idea de juego eran perceptibles, observables a simple vista, y solo un soplido más podía hacer caer toda la construcción leonesa.

Una incorporación del lateral Puga derribó otro pedazo más de la moral culturalista. Su centro se enredó en el área, ante la incapacidad de la defensa leonesa de despejar ese balón hasta que Simo lo embocó para hacer el 2-0 en el minuto 22.

Un zombi estaba reviviendo a otro muerto. Esta antítesis estaba teniendo lugar en Córdoba, con una Cultural que deambulaba por el campo, abatida, sin saber qué hacer con su vida, como ese adolescente que no sabe hacia dónde encaminarse y busca respuestas en cualquier esquina. El equipo leonés ni siquiera las estaba buscando, sólo quería salir lo mejor parado posible.

Tuvo más ocasiones el Córdoba, especialmente Casas con un remate a portería vacía que, inexplicablemente, se fue fuera. Pero la Cultural estaba desactivada y no logró disparar hasta superada la media hora en una acción a balón parado.

Impotente, inédita en ataque, y muy superada en defensa, la Cultural se fue 2-0 al descanso. El Córdoba estaba logrando coger aire, sacar la cabeza, a costa de hundir más a un equipo leonés que mantiene una tendencia peligrosa, casi suicida, en el inicio de la segunda vuelta.

En la segunda mitad, la Cultural intentó salir con otra cara y Kawaya tuvo una primera ocasión tras una rápida combinación en la que el belga finalizó con un disparo potente y alto. Pero respondieron los andaluces con un gran remate de Simo que Salvi, providencial, evitó que se transformara en el 3-0.

La actitud, al menos, era otra en la Cultural. Docampo cambió de banda a Alarcón y a Kawaya y el equipo leonés estaba con algo más de vocación ofensiva. Empezó a tener en su mano acciones de cierto peligro, especialmente una que se inició con una recuperación en campo rival de Muguruza y en la que Percan, que pecó de individualista, perdió el balón cuando tenía a Kawaya solo en el área.

Creció y apretó la Cultural en la segunda mitad, si bien es cierto que el listón de la primera estaba muy bajo. Percan, en una acción donde supo presionar el pase atrás de Jorge Moreno, tuvo un mano a mano en el que Carlos Marín adivinó la intención de picar el balón del '23' culturalista para evitar el 2-1.

Casi por obligación, la Cultural empujó en los últimos minutos, con Percan más móvil en la punta del ataque, cayendo a los costados y generando espacios que, sin embargo, no acaban en remates a portería. Porque este equipo, pese a todo, echa en falta un goleador, un delantero realizador que, pese a la situación del partido, Docampo no veía en su banquillo con dos 'nueves' en el mismo.

Pero no había confianza ni en el césped ni en el banquillo, al menos de forma aparente, ya que Docampo apenas realizó cambios ni movimientos en un equipo que en la segunda mitad sí que cambió de actitud, pero seguía carente de recursos futbolísticos.

No fue hasta el 79' cuando Docampo introdujo a Obolskii y Néstor en el campo, sacando a Percan a la banda, en busca de soluciones para el evidente atasco ofensivo que sigue padeciendo el equipo.

Tuvo alguna ocasión más hasta el final la Cultural, ante un Córdoba evidentemente relajado. Una recuperación en campo rival acabó con un disparo claro de Percan que el leonés envió alto. La falta de puntería no se había ido y, por el momento, no tenía intención de hacerlo.

Así, entre la inoperancia de la primera mitad y la impotencia de la segunda, la Cultural sigue sumando decepciones, tristezas, estadísticas negativas... y rivales a los que levanta por el camino. La cuesta abajo toma cada vez más pendiente y el playoff, la gran ilusión hace un mes, parece ahora un amor platónico entre el culturalismo.