Un tesoro que no se quiere descubrir

Y, por todo ello, me duele más no ver a la provincia de León, rica orográficamente, pero también en historia, paisajes y monumentos, en la Vuelta a España.

Su presencia es, cada vez, más reducida. Sin más llegadas en alto en los últimos años que La Camperona, con alguna salida o alguna llegada para ser 'jornadas de transición' y no definitivas, me lamento de esa ocasión perdida.

Una de tantas, como le pasa a esta tierra, que ve trenes pasar sin subirse a ellos. Porque el ciclismo, más allá de un deporte que ven cientos de miles de personas en el mundo, es una ventana de promoción turística inigualable.

¿Quién conocía El Angliru antes de que La Vuelta lo convirtiera en un 'santuario'? ¿Y cuántas personas van cada año a desafiar a este puerto? O, sin ir tan lejos, basta con preguntar en Sabero cuántas visitas reciben para ascender a La Camperona.

En León hay terreno por descubrir. Como lo fue América en el siglo XIV, La Vuelta está ante un gran vergel de puertos, de terreno para preparar 'emboscadas' y etapas de tipo clásicas. Picos de Europa, Laciana, Montaña Central, Los Ancares, Los Montes de León o La Cabrera. Qué de etapas interesantes, que antes protagonizaban una Vuelta a León siempre interesante por recorrido, se está perdiendo La Vuelta.

Y qué oportunidad está perdiendo León de conseguir esa promoción, esa visibilidad en todo el planeta. Si las instituciones cántabras o asturianas firman acuerdos con la organización de La Vuelta para acoger un número determinado de etapas durante varias ediciones consecutivas, ¿por qué en León no lo intentamos? Terreno hay. ¿Y apuesta?