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«Yo llevo montando en bicicleta desde pequeñito, porque con 12 años iba solo a entrenar y por la carretera no había ningún tipo de problema, pero es ahora cuando mis padres me piden que tenga cuidado. Muchos días salgo con el niño o llevo ... a la niña detrás y vamos en bicicleta los tres por ahí. Nunca me había repetido tantas veces mi madre: ‘Ten cuidado, que hay mucho peligro en la carretera’», reconoce Óscar Pereiro, ganador del Tour de Francia de 2006 y embajador de la Vuelta a España a partir de 2017.
El exciclista gallego no oculta la preocupación existente en el mundo del ciclismo por el aumento de fallecidos tras delitos de conducción imprudente y temeraria en las últimas semanas en las carreteras españolas. «Al margen de que hoy en día los medios de comunicación y las redes sociales hacen que cualquier accidente con ciclistas tenga un volumen muy grande, estamos llegando a un punto serio. Incluso los que no nos asustamos cuando un coche nos da un bocinazo, nos da con un retrovisor, nos cierra y demás, estamos empezando a estar un poco asustados. Ves que compañeros o gente que circula en bicicleta durante muchos años tiene accidentes también y cada día hay una nueva noticia. Vemos que los fines de semana, especialmente en determinadas zonas, es prácticamente irte a la guillotina. Estamos en un punto preocupante. A mí no me gusta este mensaje de alarma porque el crecimiento que ha tenido el ciclismo como afición entre la ciudadanía es brutal y a veces insistir en esto que hablamos, de que hay peligro y te estás jugando la vida, puede ser contraproducente, pero es necesario», explica Pereiro en la presentación de los nuevos maillots de Santini para la Vuelta.
Javier guillén
Cerca está Javier Guillén, director general de Unipublic, empresa organizadora de la Vuelta, que asume «la preocupación cuando sales a la carretera». «Hay motivos y es un lujo que no nos podemos permitir. Esto no es un deporte maravilloso que sólo entretiene. Es un deporte que da un mensaje mediambiental, que da un mensaje de seguridad social, de entretenimiento, de mayor satisfacción cuando montas en bicicleta sea el motivo por el que se haga. La Vuelta está enganchando a mucha gente, estamos asistiendo a un sector económico que mueve mucho dinero, son puestos de trabajo que hay que protegerlos y no sólo desde el punto de vista de la vida del ciclista, que por supuesto es lo más importante, sino que hay mucho más. El mensaje no puede ser quedarse en casa. Eso bajo ningún concepto. Hay que trabajar para erradicarlo», enfatiza Guillén, antes de reconocer que «se están haciendo cosas, aunque siempre es poco» para atajar el problema.
«Ya hay mucha conciencia de lo que está pasando, pero debemos seguir sensibilizando a todos aquellos que van en bicicleta, a los que no van en ella y a nuestras autoridades. Eso sí, quiero romper una lanza en favor de la Dirección General de Tráfico (DGT), que está tomando iniciativas importantes de cara a la protección de los ciclistas, de cara a la represión de aquellos que infringen las normas y lo que no podemos es bajar el listón. A partir de ahí hay muchas cosas por hacer: adaptación de carreteras, sensibilidad en lo que es la seguridad vial, establecer realmente los tramos en los que se puede montar en bicicleta y en los que no, y sobre todo, algo que es obvio pero fundamental: frente a un coche y un ciclista, el débil es el ciclista y la víctima siempre será el ciclista. Por eso debemos extremar la seguridad con el metro y medio, para que la vida del ciclista nunca se vea comprometida», insiste.
Tanto a Pereiro como a Guillén les parece bien que se modifique el Código Penal para proteger al ciclista, y también que se incluyan nuevas condenas para los que actúan de forma imprudente y temeraria en la carretera. «El otro día escuchaba a Valverde y a Maté decir que cada día que salían a entrenar se despedían en casa (suspira) Es difícil decir eso, pero es una realidad. Cada día hay un accidente, cada día te están recordando que se puede morir encima de la bicicleta. Es muy triste, pero estamos en ese momento que hay que hacer algo. Debemos parar esto y para empezar, debemos endurecer la ley», dice el gallego.
«Es verdad que estamos asistiendo a unos accidentes que también están relacionados con el alcohol y las drogas. Son lo que están motivando este tipo de accidentes contra los que ya existe una represión, pero en este caso el bien a proteger es tan importante, porque es una vida humana, que todo lo que se haga a ese nivel es necesario. En este caso son dos cosas: la concienciación y la represión. Lo que no puede ser es que un accidente salga gratis. Ahí hay que poner la carne en el asador», apunta Guillén. Pereiro tiene claro es «un problema de convivencia, de respeto y de entender que en la carretera entramos todos, ya que en esta vida no todo puede funcionar con dinero o a base de cárcel». «Debemos respetarnos todos, empezando por los ciclistas», avisa Pereiro antes de hacer autocrítica.
óscar pereiro
«Antes yo era de esos que se saltaba algún semáforo, pero a medida que vas teniendo edad tomas conciencia y sabes que si quieres protestar a un conductor que comete imprudencias con su automóvil tienes que tener argumentos para hacerlo. A mí me fastidia muchísimo que haya cuatro ciclistas que no respeten como hacemos los demás», insiste el gallego, que sabe que muchos de esos problemas vienen generados por los ‘ciclistas turistas’ de las ciudades. «Cualquiera que vaya en una bicicleta es un ciclista, pero hay que diferenciar el urbano, con corbata, bolso, falda o mochila para moverse por la ciudad con los que van uniformados, los que entrenan, sean o no profesionales. Hay que diferenciar una cosa de otra porque no son comparables pero al final todo suma. Y el que hace una cafrada en una bicicleta montado con chanclas perjudica al que va con buzo de contrarreloj como sucede al revés con los coches. Por desgracia estamos todos involucrados en el mismo saco. pero en cualquier caso el que lleva un coche tiene que tener dos dedos de frente para saber que el ciclista, ante cualquier problema, va a tener más gravedad. Respetemos todos. A partir de ahí protestemos, denunciemos.... Si nosotros no lo hacemos no podemos pedirlo a los demás. Con la palabra respeto muy presente, no estaríamos hablando de todo esto», sentencia Pereiro.
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