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Un hito, una proeza, una hazaña. No partían en el vagón de favoritas, pero casi se llevan el oro. Sólo una discutida decisión arbitral alejó a las Guerreras y a la leonesa Mireya González del oro mundial.
Ya de vuelta en España para descansar, recargar ... pilas y disfrutar de este gran éxito con los suyos, Mireya González echa la vista atrás, a hace unas horas cuando las hermanas Bonaventura, colegiada del encuentro, enseñaron la tarjeta roja a la pivote española Ainhoa Hernández y decretaron siete metros para Holanda.
«Estoy muy indignada», afirma la lateral leonesa, que aún no se cree que «no haya apoyo tecnológico en estos niveles». «Todos los deportes avanzan y tienen herramientas de este estilo. Aquí vamos hacia atrás, porque en el Europeo del pasado año había 'replay' y ahora no», asegura.
Mireya González no señala a la pareja arbitral, que «siempre intentan hacerlo lo mejor posible» pero sí carga contra la inexistencia de algún sistema de revisión.
Con el paso de las horas, la sensación «agria» del subcampeonato mundial va cambiando. «Poco a poco, somos conscientes de lo que hemos hecho. Ser subcampeonas mundiales es mucho y estamos muy orgullosas, porque hemos superado a selecciones teóricamente superiores», explica.
Llegaban con la meta de estar en el preolímpico y se han vuelto para España con una play que sabe a oro. «Ahora tocará luchar para volver a Japón, que nos ha gustado mucho, pero para estar en unos Juegos Olímpicos», apunta.
La leonesa también destaca que se ha quedado impresionada con el tremendo recibimiento en el Aeropuerto de Barajas: «Ha sido increíble. Había muchos niños y niñas, con mucha ilusión en sus ojos y que nos han dado mucho cariño. Estamos muy contentas por ello», sostiene.
Por último, González espera que este gran Mundial sirva para arraigar aficionados al balonmano fenino. «Hemos demostrado que podos hacer grandes cosas con el apoyo de la gente. Esperemos que siga así y esto solo sea el inicio».
Ahora, Mireya González buscará en su casa un hueco para una medalla más. Después de haber ganado las tres competiciones continentales por clubes, ya se ha quitado la espina de colgarse una medalla con España. «No tengo ninguna medalla favorita ni que aprecie más, aunque parezca que alguna vale más que otra. Todas costaron mucho y todas son especiales».
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