El hermano Tomás: «Lanza contra esa pared todo lo fuerte que puedas»

Personaje inmenso, eterno, envidiable y único. La figura del hermano Tomás acompañará de por vida al deporte leonés.

Su talento para descubrir a jóvenes con posibilidades de crecer hasta el infinito era inmenso y quizá por eso su despacho y su habitación estaban llenas de fotografías con jugadores que ayudaron a hacer grande un deporte como el balonmano.

«Lanza contra esa pared todo lo fuerte que puedas», le decía a los chavales a los que veía con opciones de ser 'figuras' del balonmano. Y mientras él esperaba de pie, sentado en una silla en los últimos años, el resultado de aquel acontecimiento tan valioso como una prueba de ADN.

La fuerza del lanzamiento y el ruido del balón en el impacto contra el muro eran clave para determinar si merecía la pena mantener esa apuesta por el joven que estaba ante él.

De aquella 'academia' marista salieron jugadores de talla y nobleza incalculable. César, Carlos Álvarez, Gavela, Juanín... la lista sería tan inmensa.

El hermano Tomás llegó hace 60 años a León y levantó el Ademar, pasando por sus manos centenares de jugadores. Desde 1953 propagó el balonmano por la ciudad, «entrenando a todas horas y en el patio, daba igual que lloviera o que hiciera frío».

Explicaba siempre con orgullo que el club se fundó años después, cuando un grupo de jugadores con nivel que no tenían salida hablaron con el director de deportes para poner en marcha esta iniciativa. «Y sólo teníamos un balón y un juego de camisetas, además de que jugábamos a balonmano 11. El deporte con siete jugadores fue más tardío», explicaba.

En los últimos años su actividad se había reducido a la mínima expresión pero él siempre seguía los resultados de la base y del Ademar. «Tenemos la mejor cantera», decía. «Estos chicos serán las nuevas generaciones, aunque cuesta que salgan», sentenciaba.

Tanto orgullo que León siempre estará en deuda con él.

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