El futuro del balonmano leonés se hace de oro europeo

Superación partido a partido y con tendencia ascendente, con estas armas se plantaron en la final los 'Hispanos Junior', ante Portugal, una de las favoritas del torneo continental y anfitriona. «Jugamos contra ellos en fase de grupos y perdimos por uno, sabíamos que si corregíamos los errores realizados en el partido inicial, íbamos a estar en partido y todo el grupo, hablabas con ellos y todos querían Portugal, era el partido perfecto», añadía Álex Lodos, jugador de Nava y de la Selección Junior.

Los pupilos del seleccionador Rodrigo Reñones, sufrieron para derrocar a un hueso duro, en un encuentro que tuvo todo en contra hasta un cuarto de hora antes de finalizar, cuando la remontada de cuatro goles, llevo el jubilo a un país que celebraba su tercer título europeo, con una generación de oro: «Cuando te ves cuatro abajo en el marcador, a mucha gente le entra las prisas, esos nervios de querer remontar los cuatro de golpe y lo que hay que hacer es mantener la calma e ir gol a gol, acercándote poco a poco», proseguía Álex Lodos.

Triunfo para una generación irrepetible, en el que la unión y la falta de egos goberno en un vestuario, gestionado a la perfección: «Con lo que más me quedo de este torneo, es con el equipo que teníamos que era un grupo diferente, más unido que otras selecciones y sobre todo me quedo con el oro, que es indudable que va a ser una experiencia inolvidable», concluía Martínez.

Competición en la que destacó sobremanera un Antonio Martínez, impecable en cada uno de los encuentros disputados con la camiseta nacional y que «obviamente no piensas que te vaya a salir esa forma en el europeo, pero si es verdad que en los partidos anteriores estaba cogiendo mucha confianza, yo creo que un jugador con confianza es mucho mejor que de lo que se cree y yo creo que es eso, los jugadores tienen que tener esa pequeña confianza para dar lo mejor de si mismos», incidía el jugador de Abanca Ademar.

Oro, final y europeo para una selección española junior, que volvió a traer, y esta vez a lo grande, las tardes de gloria a los aficionados de un país que respira balonmano por los cuatro costados.