Que León es tierra de balonmano es algo que nadie pone en duda. Y si es lo ha sido, lo es y lo será es por apasionados incansables de este deporte como Aventino Castellanos, un hombre que rezumaba amor por este deporte y que ha fallecido este jueves a los 78 años.
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Su pasión por el balonmano y, en especial, por su Ademar de León, es incuestionable. De esos aficionados fieles, de los que no se perdía ni un partido, ha arropado a su equipo durante más de tres décadas en las que ha sido socio.
Cada partido del equipo ademarista era una cita especial para él con esa pasión por un deporte que corría por sus venas y que sigue presente en sus hijos, Pablo y Jorge, muy vinculados a este deporte.
Su colaboración en el mundo del balonmano no se limitó a la grada. Durante 15 años, fue delegado de campo del Ademar, llevando esa pasión un paso más allá, la de poner un granito de arena más, diferente, al proyecto marista. Y también con el balonmano, en general, puesto que ejerció de tesorero durante cuatro años en la Federación de Castilla y León de balonmano.
Sus hijos Pablo - árbitro de balonmano en Primera Nacional - y Jorge - entrenador del Embutidos Ezequiel BM Cuatro Valles también de Primera Nacional - llevan como principal herencia esa locura - en el buen sentido de la palabra - por el balonmano.
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Este viernes, a las 15:45 horas, tuvo lugar el último adiós a Aventino Castellanos en la Iglesia de San Juan de Regla de la capital leonesa.
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