El balonmano en silla de ruedas 'se estrena' en el Palacio

«Jugadores, entrenadores, psicólogos» y también, «mecánicos». Las sillas de ruedas conllevan un cuidado constante. Su precio no merece menos ya que oscilan entre «los 850 y 6.500 euros», según señala Perales.

El jugador cántabro, creador del proyecto Inclusport que promueve la unión de deporte y discapacidad lleva trabajando junto a Alonso «dos años» hasta que han conseguido llamar la atención de la Federación.

Del ostracismo han pasado a un partido oficial entre selecciones «en apenas veinte días». Gracias, en buena medida, a la labor del Rodríguez Cleba. El conjunto leonés ha incluido esta actividad en la celebración de los 25 años del club y espera que, con este movimiento, León pueda anticiparse en la carrera por ser la sede habitual de las concentraciones de la selección.

El encuentro «abre puertas» a esta modalidad en su lucha por ser un deporte oficial, dice Perales. Portugal, primer rival del equipo español, cuenta con dos campeonatos de Europa en su currículum y más de una década de tradición en esta disciplina.

«Estamos encantadisimos de poder jugar en León, una ciudad que respira balonmano, ojalá se sume algún jugador leonés más», señala el ex ademarista.

El equipo cuenta con catorce jugadores, dos de ellas mujeres. Una de las dos deberá de estar obligatoriamente en pista ya que esta modalidad es mixta y exige la presencia constante de ambos sexos en el terreno de juego.

Además, el balonmano en silla de ruedas cuenta con varias diferencias con respecto al tradicional. Se juega con seis jugadores por equipo, uno menos que en la modalidad clásica, debido al considerable espacio que ocupan las sillas.

Además, según el grado de discapacidad cada jugador cuenta con una puntuación establecida previamente por un tribunal médico. Un baremo que sirve para mantener un equilibrio entre equipos. Cada equipo debe tener, de forma permanente, 17 puntos sobre la pista.

Aunque puede variar según la competición, en este encuentro de carácter amistoso el partido durará 40 minutos repartidos en dos partes.

El partido será importante para Óscar Perales, que jugó entre los 17 y los 23 años en el Abanca Ademar. «Será un encuentro especial, he pasado cientos de horas entrenando a las órdenes de Manolo Cadenas y tendré sentimientos encontrados»

Tras su etapa en el club marista el jugador se marchó al Valladolid y vivió la dureza de un derbi autonómico como visitante en el Palacio.

Por desgracia, varias operaciones de rodilla le retiraron prematuramente del balonmano profesional. Este domingo volverá a jugar como local en la que fue su casa.