Los héroes de 2007 de Baloncesto León y su canto de cisne

Justo antes de morir, la mitología griega habla de que los cisnes emiten un dulce canto, una rimbombante melodía que no hace presagiar tan trágico final, pero que es su manera de despedirse, dejando un último regalo en forma de alegría, de arte, de júbilo.

No tenía forma de cisne, pero era un equipo que volaba. Y hacía volar a toda una ciudad. Y, como si de un cisne se tratara, emitió hace 15 años, el 26 de mayo de 2007, su particular canto que no hacía prever un cruel desenlace en forma de desaparición tan sólo cinco años después.

Baloncesto León vivió su última gran alegría hace 15 años. Fue su última explosión de júbilo, sus últimas lágrimas de alegría que, años después, serían de tristeza e impotencia. Seis de los protagonistas de aquel equipo, compuesto por jugadores, técnicos, personal médico y administrativo, se han reunido en un lugar con mucha solera para el baloncesto de la ciudad, el patio del Colegio Leonés de San Isidoro, para recordar el que fue, quizá, el último día feliz de Baloncesto León.

El pívot Dani García, el técnico Javi de Grado, el preparador físico Alejandro Vaquera, el médico Jesús Mulero, el fisioterapeuta David Barreñada y el delegado de campo Pepe Estrada se han reunido para remememorar aquella gesta, aquel día en el que el baloncesto hizo a León presumir de su equipo. Y todo ello presidido por la Copa Príncipe que, aquel curso, ganaron en Melilla.

Los recuerdos y la nostalgia se entremezclan en los testimonios de todos ellos. «Fue uno de los mejores momentos deportivos de mi vida, un extásis de alegría casi comparable al nacimiento de mis hijas, aunque en otro nivel», señala De Grado a leonoticias.

Este fue el final de la historia que, sin embargo, comenzó a fraguarse en Zaragoza. Baloncesto León cayó en el segundo partido de su serie ante el CAI y perdía el factor cancha. Los maños ganaron el tercer partido, ya en la capital aragonesa, y el cuarto, también en Zaragoza, apuntaba a ser fundamental.

«Estaban seguros de que iban a ganar el partido», recuerda el pívot Dani García, que cree que ganar aquel cuarto encuentro fue «un paso de gigante». «Yo tengo más presente ese partido en Zaragoza, con la actuación de Quinteros, en la memoria. Le dije al médico de ellos que cómo nos habían dejado vivos, que en León no iban a tener opciones... y así fue, la afición nos llevó en volandas», afirma Mulero.

Y llegó el gran día, ese 26 de mayo de 2007 donde el ambiente era diferente desde primera hora de la mañana. «Había colas en todos lados, se vivía una locura generalizada y ya en el entrenamiento previo al partido lo notamos. Llegamos enchufadísimos a un partido que, visto con perspectiva, no presentó grandes dificultades», rememora Vaquera. «La ciudad nos llevó en volandas, creyó en el mensaje de 'sí se puede' y fue espectacular. León respondió como nunca antes lo había hecho», destaca Barreñada.

Aquel triunfo 89-79 en el Palacio de los Deportes fue una explosión de alegría tremenda, plasmada en una invasión de cancha para festejar un hito, una gesta. «Recuperábamos el prestigio de ser ACB», reconoce Estrada, que «estaba en una nube, todo el mundo te quiere abrazar y vives una amalgama de sensaciones».

La alegría, el ver la cara de los componentes del equipo o las lágrimas fueron muestras de aquel júbilo, de aquella inmensa explosión de felicidad. «Lo más bonito es seguir recordándolo quince años después con gente de tu día a día», expresa Vaquera mientras que De Grado se acuerda de mucha gente «que lo hizo posible» pero no estaban en esa primera línea.

«Habían sido muchos años intentándolo, pero sin lograrlo. Y al final se logró, impulsados por una afición que nunca falló», asegura Dani García. Porque esa insistencia, esa capacidad para seguir creyendo fue una de las claves, según David Barreñada, para lograr aquel hito histórico, aquel segundo ascenso a ACB tras la gloriosa etapa del Elosúa León.

Aquel era un equipo diferente y por eso pudo lograr alcanzar esa cima, materializar ese reto que otras plantillas y otros equipos habían tenido en su mente. «Había una comunión única», resalta Vaquera. Esa palabra, comunión, o sinónimos como unión, son los que repiten Estrada, De Gradoo Barreñada, pero este último también da otra clave: la insistencia.

Y ante todo, como señala De Grado, que el equipo «hacía buen baloncesto» y «la labor de equipo suplía a las individualidades cuando estas no aparecían». Dani García destaca también el «carácter», como demostraron en el cuarto partido en Zaragoza, que tenía el equipo y que potenciaba Gustavo Aranzana desde el banquillo.

Pero también había algo único, que 'destapa' Vaquera: «un sentimiento de hacerlo 'por León'» pese a que muchos integrantes de la plantilla no eran de la provincia: «Dani García o Bernabé sentían el equipo como suyo».

Ese canto de cisne está en sus mentes e, incluso, aún se emocionan al recordarlo. «Yo creía que esto iba a ser para siempre, que no volveríamos a bajar nunca más... y mira como acabó, como el rosario de la aurora», expresa Estrada. «Yo me imaginaba una nueva etapa de volver a jugar en Europa, como en los 90», añade Vaquera.

Pero lo que sucedió fue la disolución del club apenas cinco años después, en 2012, algo que nadie esperaba. «Fue una sorpresa y, sobre todo, que se diese tan pronto», señala Dani García, a lo que De Grado añade que sufrió mucho viendo desaparecer «una familia». «Fueron años muy duros. La gente quería caviar y teníamos un presupuesto de guerrilla», apunta.

Mirar al pasado está bien para recordar y aprender pero Pepe Estrada recuerda que lo importante es mirar al frente. «Y todavía tengo la ilusión de que haya un proyecto importante en León», espeta. Porque ese es el sueño que merodea la cabeza de todos los integrantes de aquella histórica plantilla, aunque los hay más y menos optimistas.

Dani García es de los que ve «afición» en la ciudad, especialmente en los patios de los colegios, con lo que ya existe una semilla que empezar a regar. Barreñada también es de los positivos, echando un vistazo a la provincia para ratificar esa afición latente por el baloncesto.

Javi de Grado no la niega, pero señala que hay una parte que echa de menos el baloncesto «de ACB y LEB Oro», otra que no lo conoce y otra que estaría «en disposición de gustarle» con un proyecto atractivo. En ello insisten Estrada y Vaquera, que ven a León esperando «el momento» de subirse de nuevo al barco del baloncesto con algo que les ilusione y Mulero, aunque considera que es «muy difícil», también cree que un estímulo haría reaccionar a la 'dormida' afición leonesa al baloncesto.

¿Qué debe pasar para ello? Es la pregunta para la que todos quisieran tener respuesta y que«en los círculos de este deporte nos hacemos», como destaca Vaquera, que ve los ejemplos de Granada o Valladolid espejos en lo que mirarse con una cantera leonesa que «está a un gran nivel». Él mismo recuerda que Elosúa surgió de la fusión de tres clubes y a ello apuntan tanto De Grado como Estrada.

«Hay que crear una base fruto de la unión, crear un motivo para ir al baloncesto. No entiendo que haya dos equipos de la ciudad en Liga EBA y no seamos capaces de unir a los mejores jugadores en un sólo equipo», lamenta el que fuese técnico de Baloncesto León, algo que ejemplificado con un caso más visual Estrada: «Soy de pueblo y allí se hacen concentraciones parcelarias para que todos tengan mejores máquinas y tractores. En León estamos haciendo huertos y así no vamos a ningún lado. Hagamos algo serio», ha recalcado.

Con ese imborrable recuerdo de un día para la historia, de una de esas tardes mágicas que el Palacio ha brindado al deporte leonés – o viceversa – los 'héroes' de 2007 se reúnen de nuevo con el firme anhelo de que el baloncesto vuelva a cubrir de gloria a un León que echa en falta volver a gritar de júbilo con el balón naranja como hizo hace ya 15 años.

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