Borrar
Javier Imbroda, junto a José Antonio Paraíso, durante un partido con la selección española. SUR
Javier Imbroda, del patio de Maristas a los Juegos Olímpicos

Javier Imbroda, del patio de Maristas a los Juegos Olímpicos

El entrenador melillense tuvo una carrera completa en los banquillos, que tuvo su culmen con el triunfo ante Estados Unidos en el Mundial de Indianápolis

JUAN CALDERÓN

Domingo, 3 de abril 2022, 11:53

La trayectoria deportiva de Javier Imbroda (Melilla, 8 de enero de 1961) ha sido completa. El entrenador melillense, malagueño de adopción, tocó todo los palos posibles desde que comenzó en el Colegio La Salle hasta que se hizo cargo de la selección española. Los que ... lo conocieron en el día a día al frente de un equipo lo recuerdan como un gran motivador para hacer competitivos a grupos humanos en los que la buena química condujo al éxito. Así se explica aquella memorable etapa en Maristas, la efervescencia vivida en Málaga con el Unicaja, que luego consiguió trasladar a Sevilla con el Caja San Fernando, y su buena etapa al frente de la selección nacional y también el bonito capítulo protagonizado con Lituana. Javier Imbroda falleció este domingo en Málaga a los 61 años después de una larga lucha contra el cáncer.

Imbroda llegó a Málaga a mediados de los años ochenta reclutado por su paisano Damián Caneda, otra figura esencial del baloncesto malagueño. Acababa de ganar el Campeonato de Andalucía al Maristas con La Salle, precisamente a Pedro Ramírez, que sería su ayudante en el primer equipo y compañero de viaje en el camino hacia la élite. Hoy en día seguramente son muchos los que tuvieron a Imbroda como profesor de gimnasia en aquel patio del colegio de la Calle de La Victoria.

Compatilizaba las clases con la dirección de un grupo fantástico de jugadores que hizo historia en el baloncesto español y que pasó de la Segunda División a conseguir el ascenso a la ACB. El 4 de mayo de 1988 el Mayoral Maristas superaba en un 'play-off' al Caja San Fernando de Sevilla y se colaba en la élite del baloncesto nacional. No hace mucho, los que participaron de aquella gesta se volvieron a reunir en el mítico pabellón del colegio. Aquel proyecto gestado en el colegio malagueño se codeaba con los mejores clubes de Europa. Imbroda era la cabeza visible de un equipo que llamaba la atención por donde iba por su baloncesto atrevido y en el que destacaba una gran generación de jugadores locales liderados por dos extraterrestres como Mike y Ray Smith. Fueron años de gran rivalidad con el Caja de Ronda en los que el baloncesto desataba pasiones en la ciudad. Cuando las deudas devoraban a Maristas fue absorbido por el equipo banquero e Imbroda se convirtió en el entrenador del Unicaja. Lo mejor estaba por llegar.

Un joven Javier Imbroda da indicaciones junto a su ayudante y amigo Pedro Ramírez durante la etapa de Maristas. Sur

Antes de emprender su larga etapa en el Unicaja, Imbroda vivió la experiencia más pintoresca de su vida cuando aceptó el puesto de segundo entrenador de la selección de Lituania que iba a participar en los Juegos de Barcelona en 1992. El elenco de los lituanos para su primer torneo como país tras la independencia de la URSS era formidable: Sabonis, Marciulionis, Valdemaras Homicius, Rimas Kurtinaitis, Arturas Karnisovas... Su buena relación con Homicius y Sabonis, que se habían asentado en la Costa del Sol, fue clave. Ellos reclutaron a Imbroda para que fuese segundo de Vladas Garastas. Lituania logró el primer puesto en el Preolímpico celebrado en España y luego se colgó el bronce en la cita de Barcelona.

Javier Imbroda celebra con la selección de Lituania el bronce conseguido en los Juegos de Barcelona. Archivo

Tras el éxito con Lituania, de nuevo el melillense fue el referente de la mejor etapa del baloncesto malagueño o quizá habría que puntualizar que fue entonces cuando se logró que la ciudad mirase al deporte de la canasta. Aquella final contra el Barcelona en la temporada 1994-1995 confirmó el pujante proyecto malagueño y lo ratificó como uno de los mejores entrenadores del momento. No se ganó la Liga (por aquel inolvidable y aciago triple de Mike Ansley), pero el crecimiento del club era imparable. Imbroda estuvo diez campañas como entrenador del Unicaja en las que dirigió 268 partidos. Su incuestionable legado hizo que el pasado 7 de enero fuera reconocido con la Estrella del Deporte a las puertas del Martín Carpena.

Lo que pocos esperaban, al menos en Málaga, es que Imbroda acabase en el Caja San Fernando, pues en aquella época, a finales de los 90, la rivalidad entre las cajas de ahorros era enorme. Imbroda desembarcó en Sevilla a lo grande y en la primera temporada el equipo fue subcampeón de Liga y Copa. Su estancia en el club fue más corta y duró sólo tres años para acabar como el rosario de la Aurora y demandas en los juzgados. El técnico dijo en su día que el interés de la Federación Española en contratarlo como seleccionador provocó que el club le hiciese la vida imposible. De hecho, un día llegó al pabellón de San Pablo y dos guardias de seguridad le impidieron la entrada.

Imbroda, durante la famosa rueda de prensa en la que denunció el acoso del Caja San Fernando. Efe

Efectivamente, la selección fue el siguiente destino de Javier Imbroda. El melillense fue el elegido como recambio de Lolo Sainz, del que había sido ayudante desde 1995, tras el mal papel desarrollado en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Y fue precisamente él quien hizo debutar a Pau Gasol con la absoluta en la preparación para el Europeo de Turquía en 2001, en el que España acabó logrando la medalla de bronce. Al año siguiente, en el Mundial de Indianápolis, la selección volvió a competir a gran nivel y derrotó a Estados Unidos en el encuentro por el quinto puesto, un auténtico hito.

El Real Madrid ya había intentado reclutar a Imbroda cuando este fichó por el Caja San Fernando en 1998. Finalmente el club blanco lo contrató como recambio de Sergio Scariolo en 2002. Imbroda tuvo que dejar el cargo de seleccionador por esa norma extraña que impide al entrenador de un equipo nacional dirigir a un conjunto de la Liga ACB. Las expectativas en el Real Madrid del técnico ya afincado desde hacía muchos años eran altas, pero la experiencia fue de todo menos positiva. El conjunto blanco firmó la peor campaña de su historia hasta el momento cayendo en la primera ronda en la Euroliga y quedando fuera de los 'play-off' en la ACB. En mayo de 2003, el técnico, que tenía contrato para las siguientes campañas, fue destituido.

Javier Imbroda, junto a Jorge Valdano el día de su presentación como nuevo entrenador del Real Madrid. Efe

La experiencia en el Real Madrid agotó anímicamente a Imbroda, que decidió tomarse un año sabático. Ejerció como comentarista de Televisión Española para el Europeo de Belgrado y no volvió a entrenar hasta 2006, cuando se comprometió con el Grupo Capitol Valladolid. Tanto en la ciudad pucelana como posteriormente en Menorca, con el que descendió a la LEB, las experiencias no fueron buenas. Ahí acabó la etapa del Imbroda entrenador, aunque para entonces ya había echado a andar su faceta de empresario. Hubo un último intento de volver al baloncesto, en este caso como presidente de la Liga ACB. Se pateó toda España recabando apoyos, pero se quedó a las puertas.

Con su muerte, el baloncesto español pierde a uno de los grandes entrenadores de las últimas décadas y en Málaga se dice adiós al hombre que sin duda alguna personificó la explosión de este deporte en la ciudad. Aunque en su última etapa se le haya conocido por su aventura política, Javier Imbroda fue y será siempre entrenador de baloncesto.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

leonoticias Javier Imbroda, del patio de Maristas a los Juegos Olímpicos