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Vivimos en un mundo que no muchas veces nos permite sentirnos orgullosos de la humanidad. Cuando hablamos del prójimo, de los demás, del que tenemos a nuestro lado, casi siempre es para objetar algo, proferir alguna mala palabra o pronunciar alguna crítica. Son pocos los momentos en los que verdaderamente la bonhomía y los valores cívicos son algo de lo que congratularnos para cuando se habla de la cuestión social. El día de hoy, este jueves, sí que es uno de esos episodios en los que uno se siente orgulloso de pertenecerse a una comunidad.
En la noche de esta jornada especialmente templada para ser otoño, más de 250 personas se han reunido en el Hotel Santiago León para rendir homenaje a Urbano González, exjugador de Baloncesto León y ahora paciente de ELA. Una iniciativa, a cargo de la sección de baloncesto de la Cultural y Deportiva Leonesa, que pretende no solo acompañar a Urbano en este difícil reto que le ha puesto la vida por delante, si no también cerrar filas y sumarse a la lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica. Una enfermedad para la que no hay cura y que cada año suma 900 nuevos casos en España.
Los 250 tickets para participar en la cena que ha tenido lugar esta noche volaron en apenas 24 horas. Una muestra del compromiso de la sociedad leonesa con la enfermedad, pero, sobre todo, un gesto de cariño y respeto por una de las figuras más relevantes tuvo el baloncesto leonés durante su etapa dorada de las décadas de los 80 y los 90.
Urbano González comenzó su periplo por el mundo del baloncesto en el Colegio Quevedo, donde coincidió con el entrenador Jesús Ruiz Gavela y numerosos compañeros que luego acabarían jugando con él en el Colegio Leonés.
Su carrera a máximo nivel se desarrolló eminentemente en el Elosúa, donde recaló como júnior hasta que logró hacerse un hueco en la primera plantilla tras el ascenso a Primera B. El base leonés formó parte de la hornada más exitosa del baloncesto en León. Con el Baloncesto León llegó a participar en la Liga ACB y Copa Korac con una plantilla llena de jugadores de la tierra. «Por la calle nos paraban para pedirnos autógrafos», recordaba González en una entrevista concedida a leonoticias.
Fueron años ilusionantes, pero también plagados de retos y esfuerzos. Urbano no escatimó en trabajo y ahora piensa hacer lo mismo. Con esta mentalidad afronta su realidad desde el pasado 8 de julio, un jalón que ha cambiado su vida, pues fue en esa fecha cuando recibió el diagnóstico de que padecía ELA. Urbano señala que «nadie está preparado para que te digan que tienes ELA», pero los valores que le inculcó el deporte le ha permitido enfrentar este difícil contexto con entereza, porque, según el exbaloncestista, «es necesario estar feliz y fuerte, y tener claro que hay que aprovechar cada minuto de esta vida».
Durante la cena el ambiente disentido ha sido la nota dominante. Tal y como se advirtió durante la presentación del evento, las batallitas de aquellos años en los que el baloncesto leonés tocó el cielo deportivo fueron una constante. Participaron en la misma figuras descollantes del baloncesto a nivel nacional y local, así como personalidades del mundo civil y la política como el alcalde de León, José Antonio Diez; el exvicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea; o el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, entre otros representantes. Una reunión de amigos que han decidido que a un amigo no se le deja solo y que contra el ELA estamos todos.
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