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El atleta leonés Roberto Aláiz es el protagonista de un nuevo deporte(n)vivo después de que el fondista disputara, casi cuatro años después, un cross de nuevo.
Constancia, entrega y capacidad de sufrimiento han protagonizado los últimos cuatro años de Roberto Aláiz ... que, pese a todo, ha logrado volver a competir en un cross, con un quinto puesto en Alcalá de Henares. «Es especial volver a verte ahí, en un cross donde compite quien quiere. He ido a millas y pruebas casi de exhibición, pero esta ya ha sido competición cien por cien», señala el leonés.
Toca madera y no se confía, pero da por casi superada su lesión. «Por primera vez en mucho tiempo tengo un calendario de carreras y competiciones a largo plazo. Por ejemplo, estaré en la San Silvestre Vallecana con el reto de bajar de los 30 minutos. Estaré en una competición importante y con un reto. Hacía tiempo que no sucedía», explica.
Aun así, Aláiz todavía sufre problemas puntuales en el talón de pie izquierdo, donde aún le molesta un edema ósea si «cargo mucho» y el talón derecho no acaba de «empujar del todo bien». «Iré a un especialista para solventar este problema, porque me impide disputar los sprints y, al final, confiaba en ellos antes de la lesión. El domingo, no poder cambiar de ritmo me hizo caer del tercer al quinto puesto», explica.
Todo ello condicionará su temporada de verano, donde valora tanto el 5.000 o el 10.000 y estar en los puestos altos del Campeonato de España, pero solo si solventa este asunto. Si no, en su mente están las pruebas de ruta como la media maratón o, incluso, la maratón, aunque no acaba de gustarle completamente.
Antes, prevé participar en marzo en el Campeonato de España de campo a través y «pegarme con todo el que pueda, aunque no estoy para pelear por estar en el Mundial». «Ahora mismo, no me veo compitiendo con España, pero espero que en el futuro pueda tener la oportunidad», asegura.
Han sido meses muy duros, de «muchos altibajos», pero donde Aláiz ha demostrado saber sobreponerse a un problema complicado. Reconoce que ha tenido momentos de «mucho bajón, aunque sin llegar a depresión» y otros en los que, pese a no poder correr, «estaba bien».
«Me cuidé, controlé la alimentación e hice todo para estar lo mejor posible, teniendo menos materia grasa que, incluso, cuando competía. Pero nada salía bien. En febrero o marzo dije 'me rindo' y durante unos meses hice una vida normal, no de atleta de élite. Y todo se arregló hasta llegar a este punto. Es extraño y difícil de explicar, es el destino», señala.
Además, Aláiz tiene clavada la espina de ser olímpico y, de hecho, afirma que tiene un tatuaje con los aros olímpicos. «La gente puede pensar que soy tonto por llevarlos tatuados sin haber competido, pero su significado va más allá. Yo me hice atleta por soñar con disputar unos Juegos Olímpicos y sigo soñando con ello», sentencia.
Es más, el fondista leonés asegura que una de las razones por las que ha luchado por volver al atletismo pese a esta grave lesión es «poder disputar unos Juegos Olímpicos». «Pensar en clasificarme para Tokio es una locura y, si logro solucionar el problema del pie y de poder sprintar, tengo una recóndita opción. Pero el sueño es más de cara a París y la maratón», apunta.
Por último, no se considera un «ejemplo» para otros atletas que hayan pasado por su situación y cree que cada cual «afronta de una forma diferente los obstáculos que te pone la vida». «Yo, por ejemplo, acabe corriendo maratón o no, que al final es hacia donde vamos todos los fondistas, siempre me consideraré un atleta de obstáculos», concluye.
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