Blanca Fernández vuelve a entrenar al aire libre: «Es como si fuera la primera vez»

«Es como una liberación. Vengo a estos caminos en Arcahueja, donde ruedo todos los fines de semana, y es un paso para retomar la normalidad», señala la atleta leonesa, que reconoce que «nunca pensé en tener esta sensación».

Mientras otea esos caminos que tanto echaba de menos y por donde trotaba con asiduidad antes de que el coronavirus golpeara la vida de gran parte del planeta, relata sus sensaciones: «Parece mentira, pero es como si fuera la primera vez. En verano paras cuatro semanas, por necesidad, y vuelves con pereza, agujetas... Ahora hemos parado en seco, obligados, en una temporada ilusionante con los Juegos Olímpicos en el horizonte, y necesitamos volver», explica.

Durante casi dos meses con rutinas bajo techo, confinandos, donde encontrar motivación «era un auténtico reto». «Al principio lo llevábamos bien y seguíamos las rutinas, pero cuando todo es tan repetitivo, esa motivación cae. El poder salir ha llegado cuando tenía que llegar, no digo que tarde, pero es bienvenido», explica Blanca Fernández.

Su rutina deportiva no cambiará mucho, afirma, más allá del «entorno y el ambiente», pero se lo tomará poco a poco. «Vamos a seguir con una sola sesión diaria y sin doblar. No podemos entrenar con una gran intensidad porque no sabemos cuándo volverá la competición ni qué objetivos tenemos», señala la leonesa que, pese a todo, recalca: «El hecho de poder salir a la calle ya va a marcar un antes y un después en el día».

Y esta crisis del coronavirus ha llevado consigo el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio, aunque Blanca Fernández no tiene claro que se disputen en 2021. «Egoístamente, me viene bien», asegura la fondista leonesa, que recuerda que hace menos de un año pasó por quirófano y «llegaría muy justa a Tokio si fuera este verano». «La rodilla aún está renqueante y este año extra me vendrá bien en todos los sentidos», sostiene.

Todos los leoneses, deportistas profesionales y amateur, pueden volver a calzarse las zapatillas y las mallas y disfrutar de los caminos, rutas y carreteras donde solían correr y que nunca pensaron echar tanto de menos.