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Parece ya casi una maldición, un mal fario que ha caído sobre un equipo que no es capaz de cerrar los partidos, de sentenciarlos, de dejarlos en su bolsillo que no se escapen.
El Abanca Ademar vivió de nuevo el día de la marmota, el ... día en el que todo vuelve a repetirse, a darse como en ocasiones anteriores. Los tres partidos de esta temporada han tenido el mismo guion: el cuadro leonés ha llegado con ventaja a los últimos compases de partido, pero la victoria se escapa en forma de empate.
Quizá ante Viveros Herol Nava fue la situación más dramática, con una ventaja de dos goles (34-32) a falta de 90 segundos que, con dos goles segovianos y un lanzamiento errado por Marko Milosavljevic, se transformó en empate, en otro empate más.
De esta manera, el Abanca Ademar ha sumado por primera vez en este siglo tres empates consecutivos, un resultado para nada habitual en el balonmano y que los maristas han repetido hasta en tres ocasiones seguidas... en los tres partidos iniciales.
Además, los leoneses, por ende, suman tres partidos seguidos sin ganar, cuatro si se le añade la derrota ante el Barça con la que se cerró la campaña pasada, dinámica también poco habitual en el historia marista.
En las temporadas 2020/21 y en la 2014/15 se pueden encontrar dinámicas de cuatro partidos seguidos sin ganar de los ademaristas que, incluso, superaron esta mala racha con cinco derrotas consecutivas en el mes de noviembre y diciembre de la temporada 2021/22.
Con todas estos condicionantes, los leoneses tratarán de acabar con esta racha y sumar, al fin, dos puntos, en La Catedral, ante Anaitasuna, el próximo domingo (20:15 horas).
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