El bucle infinito del Abanca Ademar

En un partido donde Carlos Álvarez y Milosavljevic brillaron en ataque, pero no estuvieron acompañados en esta faceta, y Kilian Ramírez destacó en portería, el equipo leonés empató (29-29) ante un gran Fraikin Granollers.

El choque comenzó siendo un dejá vù, una repetición de errores de un Abanca Ademar, que erró dos siete metros en el inicio. Parecía un bucle en el que seguía el equipo, una espiral de la que se presumía difícil salir.

Sufrió el Abanca Ademar en los primeros minutos ante un Granollers mejor, más confiado, que rebasó a la defensa marista con claridad en estos primeros compases, llegando a tener hasta tres goles de diferencia (4-7).

Dani Gordo intervino con un tiempo muerto y decisiones peculiares, como colocar a Carlos Álvarez de lateral y a Adelino de extremo. Y le salieron bien al técnico ademarista puesto que, con el pontevedrés ldierando el ataque leonés, el Abanca Ademar firmó un parcial 4-0 para ponerse por delante en el marcador 8-7.

Con el gallego y Marko Milosavljevic en modo líder, anotando y repartiendo juego, el Abanca Ademar encontró una buena fluidez en su juego de ataque que no fue correspondida en exceso por una defensa que tenía dificultades para frenar a los vallesanos. Aun así, los leoneses estuvieron por delante buena parte del primer acto.

Gordo trató de sorprender a nivel táctico dando 'libertad' para flotar por la línea de seis metros a Darío Sanz, con Carlos Álvarez también con mucho vuelo para tratar de descolocar a la siempre sólida defensa de Granollers. Los maristas llegaron a tener dos goles de ventaja, pero esa frescura en ataque se perdió en los minutos finales del primer acto.

Los catalanes acabaron con un parcial 0-3, aprovechando las imprecisiones ademaristas en el lanzamiento, para irse por delante al descanso (14-16) y poniendo más piedras en el camino de los leoneses hacia la primera victoria de la temporada.

El paso por vestuarios sentó muy bien a un Abanca Ademar, que dio la alternativa en portería a Kilian Ramírez y, con Milosavljevic liderando de nuevo al equipo, firmó un parcial 3-0 que volvió a dar la delantera en el marcador a los de Dani Gordo (18-17).

Los leoneses dominaron esta inicio de segunda mitad, llegando a tener hasta dos goles de ventaja en unos momentos donde el partido pasó a ser un toma y daca, con goles en ambas porterías que no hacía variar, momentáneamente, la diferencia entre ambos equipos.

La sensación era más que positiva de un Abanca Ademar confiado, con fe y frescura y un Milosavljevic en estado de gracia, acertadísimo y con dotes de líder. Los leoneses llegaron a lograr la máxima ventaja en el ecuador del segundo acto (25-22) para acercar al cuadro de Dani Gordo a la orilla de la victoria.

Pero apareció Pau Panitti en la meta de Granollers para dejar claro que todavía quedaba mucho por discutir. El joven portero de los vallesanos frenó en seco al ataque marista y, pese al buen hacer de Kilian Ramírez, los catalanes empataron con menos de cuatro minutos en juego.

El partido se encaminaba de forma clara hacia un deselenace que los maristas conocían bien, hacia un destino que ya conocían. Y que no era de su agrado. Porque todos los indicativos apuntaban al empate, a un nuevo empate, a no encontrar salida a una espiral de resultados que hace daño, especialmente, al aspecto anímico.

Con 29-28, el Abanca Ademar entró con ventaja en el último minuto. Un lanzamiento de Antonio García que salió desviado hizo respirar a la grada del Felipe Miñambres, pero el balón había tocado en la defensa leonesa: bola extra para Granollers que aprovecharían para dejar 20 segundos a los leoneses para romper la maldición del empate.

Pero, en ese tiempo, y con Milosavljevic como hombre elegido para jugarse la bola definitiva, el Abanca Ademar volvió a toparse con su cruel sino que le destina, de nuevo a empatar (29-29). El bucle marista continúa y ya son muchas semanas sin ganar... y también, sin perder.