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Aunque no haya sido con la brillantez, o la holgura, de las últimas semanas, el Palacio de los Deportes sigue siendo un lugar seguro. El Abanca Ademar ha vuelto a ganar (35-29) y ha vuelto hacerlo en su pabellón ante un correoso Bada Huesca ... que no conoció en ningún momento la palabra rendición.
Los ademaristas pudieron romper el partido en varias ocasiones, pero los altoaragoneses se agarraron al partido y no dejaron ni un minuto de tranquilidad al equipo de Dani Gordo que, pese a ello, logró sacar el partido adelante.
Abanca Ademar
Saeid; Darío Sanz(6), Oliveira (1), Popovic, Alberto Martín (1), Adelino (3), Carlos Álvarez (9) – Kilian, Álvaro Pérez, Miñambres, Casqueiro, Rodrigo (4), Juan Castro (2), Zapico, Lodos (8), Santista (1), Wasiak
35
-
29
Bada Huesca
Arguillas, Moya (6), Mosquera (9), Malo (3), Cordiés (3), Benites (3), Pérez (1) - siete inicial – Tercariol, Óscar García(1), Suárez (3), Osadchyi, Gucek, Acosta, Samuel Cordiés
Parciales 3-1, 6-3, 11-5, 14-9, 16-12, 19-15 (descanso), 22-19, 26-21, 30-24, 30-25, 32-27, 35-29 (final)
Árbitros Millán Cazorla y Sánchez Bordetas. Excluyeron a Adelino, Casqueiro, Oliveira y a Popovic por parte del Abanca Ademar y a Benites (2) por parte del Bada Huesca.
Incidencias Palacio de los Deportes de León. Jornada 24 de la Liga Plenitude Asobal.
La mejor noticia para el Abanca Ademar llegó antes del partido, incluso, cuando Saeid aparecía por la pista del Palacio y no dudó en defender el marco de los leoneses después de haber sufrido un susto en forma de lesión de rodilla una semana atrás.
Aunque le costó un poco arrancar al Abanca Ademar, el equipo leonés puso rápidamente una buena marcha para encaminarse al a victoria. Con un protagonista poco habitual, Darío Sanz, anotando en sus tres primeros lanzamientos, los leoneses pusieron las primeras ventajas (3-1).
Pese al aluvión de exclusiones de los primeros minutos, que hicieron jugar al Abanca Ademar con doble inferioridad en el minuto 6, la frescura de piernas y el compromiso de los de Dani Gordo en defensa dio pie a que la ventaja no se viera diezmada por esta situación.
Pese a que Saeid estaba en portería, su rodilla no estaba al 100%. La prueba era que Álvaro Pérez entraba en escena en esas inferioridades maristas para que, atancando con portería vacía, el cambio fuese todo lo veloz posible.
Poco a poco, como un motor diésel, el Abanca Ademar fue creciendo, acelerando, siendo cada vez más potente. La receta de toda la vida, la tradicional, la de defensa y correr, le servía a los leoneses para irse a los cinco goles de ventaja (8-3) en el minuto 12.
Pero aquí apareció el coraje de Huesca. Un equipo de autor, un clásico de Asobal como el altoaragonés, no se iba a dejar ir. Los maños aguantaron, sacaron orgullo y no dejaron al Abanca Ademar irse más allá de los seis goles.
Un inicio portentoso y repleto de acierto le convirtió en protagonista. Su buen hacer explica parte del triunfo marista.
Actuación fundamental para la victoria. La segunda parte del joven guardameta le convirtió en protagonista, con más del 50% de paradas.
Un día más en la oficina para el gallego, que volvió a ser un jugador diferencial y un hombre al que entregar los balones complicados.
En un partido frenético, de ataques veloces y numerosos, Huesca logró maniatar, o controlar, a los maristas. El techo de los seis goles de renta no fue superado y, a arreones, Huesca hacía el amago de remontar. Los de Nolasco llegaron a ponerse a tres goles de renta en unos minutos más ineficaces de la defensa.
Saeid enganchó varias paradas seguidas para que el Abanca Ademar volviese al colchón de seis goles. Pero, de nuevo, malas decisiones y un minuto fatídico, con tres goles en contra, devolvieron la renta a los tres tantos para los maristas (18-15).
En mitad de ese juego de tira y afloja, se llegó al descanso con una buena renta (19-15) para un Abanca Ademar que había intentado 'soltar' a su rival en el marcador, pero no lo había logrado.
La intensidad y la igualdad se trasladaron al segundo tiempo. El Abanca Ademar tensó la cuerda para tratar de agrandar su renta. Huesca también con el propósito opuesto, alcanzar a los maristas en el marcador. Eran unos minutos donde los ataques, de forma clara, estaban siendo superiores a las defensas.
Aprovechando una exclusión de Benites, el Abanca Ademar dio otro pisotón a su acelerador para conseguir, al contragolpe, la máxima renta del partido, siete goles (28-21) en un impás de correcalles en el Palacio donde, ahora sí, la victoria parecía estar encaminada.
Cuando el Abanca Ademar se escapa, es inalcanzable. Y más aún si cada vez más jugadores se sumaban a la 'fiesta', como Rodrigo Pérez, importante en este arreón, o el portero Álvaro Pérez, tocando muchos balones en la portería ademarista.
O eso pensaban. Porque, pese a la sobresaliente actuación del meta vallisoletano bajo palos, al equipo marista se le estaba complicando el ataque y Huesca, pasito a pasito, volvía a meterse en partido. El rival era un hueso muy duro de roer.
Pero Huesca tenía que rozar la perfección. Y, en algún momento, los de Nolasco iban a fallar a la par que el tiempo corría a favor de los leoneses. Así fue como, con más sufrimiento del habitual en el Palacio en los últimos partidos, los de Dani Gordo sacaron el partido, lograron ganar (35-29) y siguen haciendo de León un lugar seguro.
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