El Abanca Ademar se exhibe ante el mejor rival posible

El Abanca Ademar se exhibió, brilló, lució. Puso sobre la cancha todos esos sueños y deseos casi oníricos de su afición, de como se imaginaban a su equipo. Y es que, quizá ni los más optimistas, hubieran tenido en su mente un encuentro como el que los de Cadenas completaron ante Fraikin Granollers, que fue arrasado por el vendaval marista (43-21).

Era un partido para medir realmente al Abanca Ademar, que recibía al equipo más fuerte de los terrenales con un reto: demostrar que sí están hechos para pelear por la segunda posición.

Con esa ambición salieron los de Cadenas, poniendo ritmo al partido y una gran movilidad en defensa que no tuvo enormes réditos en los primeros minutos. El partido fue igualado en los primeros compases de partido, con el Abanca Ademar, eso sí, llevando la iniciativa en el marcador.

El lanzamiento exterior marcaba los ataques de ambos equipos, con el jovencísimo Yusuf marcando la pauta en los vallesanos, a los que respondía otro 'adolescente', Antonio Martínez, con un cien por cien de efectividad en el lanzamiento.

El partido parecía irse a otro resultado alto, de muchos goles en ambas porterías y donde el Abanca Ademar no conseguía irse en el marcador. Es más, Granollers, de forma efímera, se puso por delante.

Pero en el ecuador de la primera mitad, el conjunto marista despegó. Los leoneses cerraron la defensa, liderada por un Saeid tremendamente acertado y seguro bajo palos, acompañado por una defensa que fue minando poco a poco la moral a Fraikin Granollers.

Así, el Abanca Ademar, demostrando una efectividad inusitada en ataque, sin apenas fallar lanzamientos fue haciendo hueco. Poco a poco, pasito a pasito, la brecha fue creciendo hasta los cuatro, cinco, seis goles.

Los hermanos Virbauskas, recuperados para este encuentro, dieron un enrome dinamismo a la primera línea, desarbolando la defensa catalana y abriendo huecos que tanto ellos mismos como los pivotes aprovecharon.

De hecho, Granollers cambió su defensa a un 5-1 en busca de frenar esa 'sala de máquinas' en el puesto de central donde se gestaban los ataques leoneses. Pero el equipo de Cadenas estaba lanzado y no había manera de pararles.

La renta leonesa llegó hasta los ocho goles, pero se quedó en los siete (20-13) al descanso. En una demostración total del Abanca Ademar, implementando una mejora más que notable en defensa y firmando un ataque casi perfecto, tenía el partido encarrilado

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El gran éxito del Abanca Ademar tras el paso por vestuarios fue evitar una reacción vallesana. Es más, el conjunto leonés logró ampliar su máxima renta hasta los diez goles (25-15) para impedir que los de Antonio Rama pudieran creer en la remontada.

Y es que el partido era un auténtico festival para el Abanca Ademar, al que el parón de selecciones parece que le ha sentado a las mil maravillas. El conjunto marista ganó cada duelo, cada detalle, cada aspecto del partido: por intensidad, a la hora de lanzar, de defender, de intuir los rechaces... todo era marista.

El estado de felicidad, de ilusión y de confianza era máximo en un Abanca Ademar que, al fin, parecía funcionar esta temporada. Incluso en defensa donde, pese a que el número de goles recibidos no era extremedamente bajo, sí era más que destacable poniendo en la balanza el nivel de Granollers.

El marcador seguía creciendo en una segunda mitad que fue una revolución de alegría en el Palacio. El partido estaba ya decidido ante un público leonés que disfrutaba como hacía que no lo hacía de su equipo que, viendo ese estado de éxtasis de su gente, daba más y más. Era pura retroalimentación ante un Granollers rendido, que únicamente deseaba que no se hiciera más sangre.

Así, sin historia, con el partido ya resuelto, el partido caminó plácidamente hacia el final a la par que el Abanca Ademar, la grada y todo el Palacio disfrutaba de esa senda. La victoria quedó fijada, finalmente, en un contundente 43-32, maquillado en los últimos minutos por los vallesanos, pero que no impide que los de Cadenas lancen un mensaje: «aquí estamos».